Diego Gómez Expósito. Su familia fue el centro de su vida.
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
El pasado día 26 de abril fallecía en Córdoba Diego Gómez Expósito y no pasa ningún día sin que sea recordado por su familia, vecinos y amigos, pues ante todo era una gran persona. Diego fue el más pequeño de una familia de seis hijos, sus padres fueron Francisco Gómez y Carmen Expósito. En 1948 se casó en primeras nupcias en Lucena (Córdoba) con Antonia Villalba Torres fruto de cuya unión nacieron cuatro hijos (Francisco, Antonio, Carmen y Diego). La Guerra Civil Española la pasó los cuatro años en el Frente de Teruel con los Nacionales y en 1940 llegó con su familia a Lopera donde trabajó durante un tiempo en las tareas agrícolas con Nicolás Cruz Toro en el cortijo de Santo Tomás y en la Molina del Carmen. Más tarde se marchó a Fuerte del Rey para trabajar en la finca Marciañez. Después volvió a Lopera y junto con su hermano Francisco y su cuñado Carlos van arrendar la finca de Nicolás Cruz. Tras el fallecimiento de su primera mujer, en 1961 contrae segundas nupcias en Lopera con Araceli Villalba Cabello y fruto de cuya unión nacen 4 hijos (María Teresa, María Araceli, Juan Carlos y Susana). A partir de este momento se quedó con la cantina del Mercado de Abastos y posteriormente con el bar de los soportales de la Plaza del Ayuntamiento. Continuó como barman en un bar que tenía Gabriel Valenzuela en el Paseo de Colón. Hasta que se jubiló compartió el trabajo del bar con el del campo. Una de sus grandes aficiones era pasar gran parte del día en su reala de galgos en los campos de Lopera. También le gustaba pasar buenos ratos leyendo la prensa en el Hogar del Pensionista. Las tardes las pasaba de tertulias en la cochera de su amigo Juan Huertas “El Perruno” donde departía con José Alcalá “Pepín”, Manuel Valenzuela “El Marrilla”, Antonio Sevilla “Boxea”, Leonardo Romero, Luis Díaz, Bartolomé Vallejo y un largo etcétera.. Fue un hombre muy querido por todos sus vecinos, los cuales siempre lo recordarán pues siempre fue muy servicial y cariñoso con todos. Diego llegó a conducir su propio vehículo hasta unos días antes de su muerte con 89 años. El siempre le gustaba estar en su Lopera y pasar buenos ratos con sus nietos 12 nietos (Diego, Antonia, Guiomar, Elena, José Antonio, Carmen, Antonia, Cristina, Carmen, Araceli, Juan Carlos y Guillermo) y 2 biznietos (Guiomar y Jorge) que los querían con locura y con sus amigos y familiares. Su imagen retrepado en su mecedora con los pies puestos contra el árbol que había junto a la puerta de su casa permanecerá para siempre en el recuerdo de todos los que lo conocimos. Siempre lo recordarán como un hombre con un inmenso corazón. Su memoria permanecerá siempre viva en el recuerdo más íntimo de todos sus descendientes.
0 comentarios