Blogia
José Luis Pantoja Vallejo

Teresa Sanz Chueco. Fue una mujer que se daba por entero a todo el mundo.

Teresa Sanz Chueco. Fue una mujer que se daba por entero a todo el mundo.

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

El recuerdo vivo de Teresa Sanz Chueco sigue muy presente en sus familiares, amigos y vecinos de Lopera a pesar de que su fallecimiento  tuvo lugar el día 22 de enero a los 92 años.  Teresa fue una mujer de gran vitalidad que dedicó su vida al cuidado de su marido y sus hijos. Fue la cuarta de una familia de 5 hijos (Gabriel, José, Raimundo, Miguel, Teresa y Dolores), sus padres fueron Miguel Sanz Barberán y Blasa Chueco Cruz. La Guerra Civil Española la pasó junto a su familia en la Lopera. Con 20 años  le tocó vivir La Batalla de Lopera en primera persona, pues junto a otras loperanas se refugiaron en la capilla del castillo de Lopera y le pusieron una gorra para que parecieran hombres. Allí estuvieron junto a las tropas del Teniente Coronel Redondo y le decían a los soldados ¿y si nos matan que hacemos? A lo que contestaron los soldados y después de muertas que os van a hacer. Estuvo llorando todo el día y recordaba  la guerra como algo que no se lo deseaba a nadie. Asimismo participó en el lavadero de ropa de los soldados que montó Pepa Navarro en su casa, pues los soldados decía que estaban comidos de piojos. En 1949 se casó con el novio de toda la vida, Serafín Bueno Taravilla  y fruto de cuya unión nacieron sus hijos Serafín y Raimundo. Siempre que pudo  ayudó al sustento de la economía familiar trabajando en la campaña de la recolección de la aceituna junto a su marido en los pagos de Carbonero, Pilillas, La Maja Chepe, Las Monjas etc. También ayuda en las tareas de recogida de palos para la candela de la casa, en la recogida de la paja para los animales e incluso llegó a vender carbón en su domicilio y aceitunas aliñada, la cuales vendía a peseta la taza. La encantaba hacer ganchillo para sus hijos y nietos. Cuidaba con mimo las flores que tenía en su patio y las jaulas de conejos y gallinas que tenía para el sustento familiar. Teresa fue una gran devota de la Virgen de los Dolores, de la cual su hijo Raimundo y su nieta Teresa siguen la tradición y de la Virgen de la Cabeza y participó muy de lleno en la Romería de 1959 cuando fue elegido Hermano Mayor de la Cofradía de Lopera su hermano José Sanz Chueco. Y también recordaba como su padre Miguel Sanz Barberán guardaba con gran celo un pergamino del año 1916 que recogía el Reglamento de la Cofradía de la Virgen de la Cabeza que este año ha sido recuperado en un artículo en la revista Mirando al Santuario. También fue muy devota de la Virgen de Alharilla, pues durante algunos años se iba un mes con su tío Raimundo a pasar la Romería de Alharilla en la casa de Lopera. Le encantaba pasar buenos ratos en los veranos charlando en la puerta de su casa con su hijo Raimundo, su nuera María del Carmen Romero y sus amigas Encarnación Uceda, Josefa la de Rafalito, Benita Lara etc. Se fue al otro mundo conociendo a 4 nietos (Emilio, María Teresa, Alexis y Estefanía), por los que sentía gran cariño y con los que le encantaba pasar buenos ratos. Fue una mujer participativa dispuesta siempre a ayudar dentro de sus posibilidades a todo aquel que lo necesitaba y sobre todo muy trabajadora y generosa. Era una mujer muy apreciada y querida por todos sus vecinos. Su memoria permanecerá siempre viva en el recuerdo más íntimo de todos sus descendientes.

0 comentarios