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José Luis Pantoja Vallejo

Francisco Javier de Torres Ramos. Fue un apasionado de Lopera y del Cristo del Humilladero

Francisco Javier de Torres Ramos. Fue un apasionado de Lopera y del Cristo del Humilladero

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

El pasado día 12 de noviembre se cumplía el I aniversario del fallecimiento del loperano Francisco Javier de Torres Ramos y no pasa ningún día sin que sea recordado por su familia, amigos y vecinos de Lopera. A pesar de que nació en el pueblo de su madre Arjona, el se sentía loperano cien por cien. Sus padres fueron Antonio de Torres Velasco y Concepción Ramos Serrano, fue el más pequeño de cinco hermanos (Manuel, José Domingo, Antonio y Jesús). Su infancia trascurre felizmente en la calle Duque de la Torre jugando con numerosos amigos en el Paseillo en torno al célebre latón y junto a la Verja donde celebraban guerrillas y partidos de fútbol  con pandillas de otras calles. Sus primeros estudios transcurren en el Colegio Miguel de Cervantes de Lopera y el bachillerato lo realiza en el Colegio interno de los Salesianos de Córdoba donde estaban sus hermanos y posteriormente en el de Úbeda. Con 17 años se va de voluntario al servicio militar, el cual realiza en Alcalá de Henares y en Madrid en el cuartel de automovilismo. Cuando regresa de hacer la mili, es cuando decide hacer la carrera de Magisterio en Jaén, en la especialidad de historia. Aunque nunca la ejerció y sólo estuvo unos años haciendo sustituciones y dando clases particulares. De los años se su juventud siempre guardó grandes recuerdos de las vivencias con su pandilla (Juan Coca, Juan María García, Antonio Huertas, Juan Clemente, Manuel Peña, Mari Palomo, Conchi Mérida, Mari Coca, Carmen Huertas y Dori López Palomo) en la taberna de Tomás, en el bar de Antonio Vidal etc. Fue un gran colaborador en todos lo eventos culturales y tradicionales que se celebraban en Lopera (Cabalgata de Reyes magos,  Romería de San Isidro, montando a caballo y participando con espectaculares carrozas, Semana Santa con la cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, noche de las serenatas que salía cantando con la tuna de los mayores etc.). Será justo en una noche de serenatas cuando conoció  a su mujer Conchi Recuerda Jalón, con la que contrajo matrimonio el 20 de marzo de 1993.  Dentro de sus trabajos ya de casado destacaron el de corresponsal del Banco Central en Lopera, administrador agrícola de la familia Morente y de la suya propia. La etapa más dura de su vida comienza en el año 1994, cuando le detectan una enfermedad sanguínea, que le lleva a estar mucho tiempo en el hospital. Francisco Javier desde el principio afrontó la enfermedad con mucha entereza y con la ilusión de su total recuperación. Sin embargo con el paso del tiempo fue afrontando y mentalizándose de que eso no iba a ocurrir y el dolor físico pasó a formar parte de su vida. Durante los 13 años que duró su enfermedad fue un ejemplo de fortaleza y de dignidad. Después de un bajón físico y de un ingreso o una operación (sufrió cuatro) en el hospital, venía la remontada siempre llena de alegría. Después de las lágrimas, las risas, la música nunca faltó en su casa y en pijama o bien disfrazado te lo encontrabas en medio de la casa bailando y haciendo reír a todos los que tenía a su lado. En los últimos años de su vida salía muy poco, su vida era su familia y su casa, puesto que dedicaba el tiempo a lo que le gustaba: escuchar música, el cine y la historia de España. Siempre tenía algún proyecto o trabajo en mente, los tres últimos que realizo fueron: Recopilación de datos de la familia Serrano de Arjona, un álbum fotográfico de la familia De Torres Velasco y el último un estudio sobre la Soldadesca del Cristo del Humilladero, de la cual fue Vicepresidente y Capitán, cargos que pasó a ocupar su hermano Manolo. Junto con el presidente de la Soldadesca Martín Alcalá se encargó de preparar y gestionar la restauración de la imagen del Cristo Chico que se encontraba en mal estado y también se encargo de la colocación de manera visible en el retablo del Cristo de la reliquia existente de la anterior imagen. Fue ante todo una excelente persona que vivía muy de cerca todo lo relacionado con su pueblo, por el que sentía gran pasión, amigo de sus amigos de los que presumía tener muchos. Su familia era el centro de su vida. Su  memoria permanecerá siempre viva en el recuerdo más íntimo de toda su familia y amigos.

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