Semblanza de Ignacio Muñiz Sanz, el último brigadista de las XII Brigada Internacional
Ignacio Muñiz Sanz, "Il Piccolo Comandante" en una trinchera en la Batalla de Guadalaja junto a dos italianos al fondo
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
El 22 de Diciembre, a los 99 años, nos dejó “Il piccolo comandante” que lo fuera de la Brigada Garibaldi de los Brigadistas Internacionales italianos: Ignacio Muñiz Sanz. Con tan sólo 22 años fue Comandante de Estado Mayor del XXI y del XXII Cuerpo de Ejército Popular de la República, en los que dirigió varias Secciones. Nacido en Madrid en 1915, donde se preparaba para el acceso a la Escuela Militar antes del golpe de Estado que originó la Guerra Civil, formó parte del Batallón Madrid instalado en la Sierra de Navacerrada en los primeros días de la contienda, y participó en la Defensa de Madrid en las posiciones de la Casa de Campo y Ciudad Universitaria. Una vez constituidas las Brigadas Internacionales pasa a ser Capitán del IV Batallón de la XII Brigada Internacional “Garibaldi”, compuesta por combatientes italianos. Testigo directo de las batallas del Jarama, Guadalajara, Brunete o Teruel (también estuvo en la batalla de Valsequillo en Córdoba) es uno de los combatientes atrapados en el Puerto de Alicante al finalizar la Guerra. Conducido al Campo de los Almendros y al de Albatera, pasa por la prisión de Orihuela, habilitada en el Seminario de esa ciudad, y por las cárceles de Porlier, Conde de Toreno y Aranjuez. El comerse el carné de las Brigadas Internacionales le salvó de ser fusilado…Eso y una confusión del militar al transcribir su apellido Muñiz por Muñoz, y Sanz por Sainz. Su esposa, Bernardina García, con quien contrajo matrimonio durante la guerra, fue condenada a treinta años de reclusión mayor por participar en una huelga legal en época republicana, siendo recluida en la tristemente célebre prisión de Ventas, en Madrid, donde perdieron a su primer hijo con apenas 2 años (también estuvo en la prisión de Palma de Mallorca –en el hospital-). Ignacio, al salir de la cárcel, anduvo muchos años con un carné militar que falseó para evitar ir a la mili de Franco…hasta que viviendo con su cuñada es detenido junto a su querido cuñado Manolo (que daba apoyo a los grupos de resistencia de la CNT). Con la misma suerte y estrella que tuvo al nacer se salvó también en esa aciaga ocasión. Muy querido (junto a su mujer) en la corrala de San Bernabé o entre la vecindad del barrio de San Nicolás, donde era parte activa y reconocida del movimiento vecinal de los años 70, su pequeño piso era siempre un hervidero de gentes. Él escribiendo alguna carta, demanda, reclamación o artículo, y ella poniendo inyecciones gratis al vecindario (que para algo le debió servir estar presa en el hospital de la cárcel de Palma de Mallorca). El primer día de Enero del 2014 su familia (trasladada desde Alicante y Almedinilla –Córdoba-) llevaron sus cenizas junto al monumento dedicado a las Brigadas Internacionales de Lopera (Jaén) donde estuvo dando una conferencia hace unos años. Un sencillo homenaje (al que asistió la alcaldesa y el cronista oficial de Lopera) que dejó sus cenizas junto a un olivo y alrededor del monolito que recuerda a unas gentes que tanta admiración y asombro le produjeron toda su vida.
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