Virgilio Peña Córdoba, el último republicano que participó en la Batalla de Lopera
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
La lucha de un hombre por la libertad. Con la distancia de haber pasado más de 70 años de la Batalla de Lopera, librada entre nacionales y republicanos en las navidades del 1936, el último republicano que participó en la misma Virgilio Peña, nos habla de aquel conflicto que trajo consigo la muerte de centenares de brigadistas que lucharon por la libertad en los campos de Lopera y que sirvió no en vano para estabilizar el frente hasta el final de la contienda.
Virgilio Peña Córdoba nació el 2 de enero de 1914 en Espejo (Córdoba) militante de las Juventudes Comunistas desde el año 1932 y posteriormente en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Cuando estalló el movimiento le cogió segando en el cortijo llamado “Cuarto del río” y lo escuchó a través de una radio que para su funcionamiento le era suministra la energía eléctrica a través de un generador manual, que era accionado por turnos de 15 minutos por los segadores. Hace unos días estuvo en Córdoba y nos concedió la siguiente entrevista en exclusiva:
¿Cuáles fueron sus primeros contactos con la guerra?
Fue con el Batallón Garcés, llegué a combatí a los nacionales en Pozoblanco, Villa del Río, Lopera, etc. El Batallón Garcés estaba formado por miembros de Castro del Río, Espejo, Montilla y la Rambla, en su formación tuvieron gran influencia los dirigentes comunistas de Jaén Cristóbal Valenzuela y Nemesio Pozuelo “El Floro” Secretario del PC de Jaén. Tras perder Espejo a manos de los nacionales a finales de septiembre de 1936 llegamos a Bujalance y allí se organizó militarmente y se nombraron los mandos por los mismos componentes del batallón. La primera compañía del batallón estaba mandada por Antonio Ortiz Roldán de Espejo, al que considero el único obrero del campo que llegó a ser Teniente Coronel del ejercito de la Republica.
¿Cómo llegó a Lopera y cual fue su participación en la Batalla?
Una vez que perdimos Bujalance, nos dirigimos a Montoro. Una vez allí nos mandaron que bajáramos a Villa del Río y de aquí partimos a Marmolejo donde pasamos la nochebuena en el Balneario y a los pocos días salimos a galope tendido para Lopera para ayudar a las Brigadas Internacionales. Allí estuvimos dos días y contactamos con los miembros de la XIV Brigada Internacional gracias a que con nosotros venía Juan Jurado que hablaba perfectamente el francés, pues había estado un tiempo en Marruecos. A nosotros nos tocó defender la parte norte de Lopera. Era unos días de riguroso invierno y todo era una polvareda de cañonazos. No teníamos uniformes sólo la ropa de pana que nos dio el gobierno. Los Internacionales sufrieron grandes pérdidas y era todo una alfombra de muertos y la sangre corría hasta un pequeño arroyuelo rodeado de viejos olivos, y cuando ya estaban perdidos se unieron con nuestro batallón y se vinieron con nosotros.
¿Por qué se perdió a su juicio la Batalla de Lopera?
La batalla de Lopera como otras la perdió la república por la indisciplina de las fuerzas y que no obedecieron a los mandos y también porque llegaron tarde y con un armamento, del que recuerdo que se encasquillaban los fusiles y las municiones no servían para todo el armamento que era de distintas marcas. En nuestro batallón sólo disponíamos del armamento que le habíamos quitado a algunos Guardias Civiles en Espejo que venían con Pérez Salas. También recuerdo que no pudimos hacer trincheras por falta de herramientas y nos tuvimos que valer de las azadas de los labradores y de sacos de trigo y cebada. El campo de batalla era a campo libre y no teníamos ningún tipo de protección para resguardarnos de las balas que pasaban silbando por nuestras cabezas, yo contaba con 22 años. Cuando abandonamos Lopera recuerdo la imagen de una mujer con un pañuelo negro en la cabeza que lloraba desconsolada.
Tras dejar Lopera nos encontramos con la 3ª de Galán de Carabineros y nos pidieron ir con ellos pues Lopera ya se había perdido. Me nombraron en 1937 Teniente del Ejercito Republicano en Transmisiones.
En la retirada de Lopera cantábamos esta canción:
El día 20 de Diciembre
ustedes recordarán
cuando los leales dieron
una grande retirá.
Los fascistas avanzaron
y tomaron Bujalance,
Pedro Abad, El Carpio, Montoro
Villafranca y otras partes.
Tomaron Porcuna
y también Valenzuela
tomaron Villa del Río
también tomaron Lopera.
Como no teníamos aviación
no hacíamos más que correr,
ellos como la tenían
nos hacían retroceder.
Los milicianos armados
corrían más que el Express
y si no llegan los Rusos
se meten hasta en Jaén.
¿Participó en alguna otra Batalla? ¿Cómo fue su vida en el exilio?
Si varias. En Villanueva de Córdoba, se organizó la 73 Brigada y nosotros nos enrolaron en el 1 Batallón. Participé en la Batalla del Ebro y en febrero de 1939 “me echaron a cañonazos de España” y nos llevaron a un campo de Internamiento en los Pirineos Orientales donde sólo había arena y piojos y no teníamos barracones. Empieza el áspero camino del exilio, el hacinamiento en los campos « de la vergüenza »: Barcarés, Saint-Cyprien Después estuve en una Compañía de Trabajadores en Niort y allí hicimos casas. Posteriormente pase a Charentes y llegaron los alemanes y ocuparon Francia. A principios de 1942 me incorporé, en país ajeno, a los maquis antifascistas, en Burdeos. El 19 de marzo de 1943 fui detenido y torturado por la policía francesa, y me entregaron a la Gestapo y fui encarcelado. En septiembre de 1943, me encerraron en el siniestro campo de Compiègne, primera etapa hacia el horror absoluto, el campo de la muerte de Buchenwald, Del campo de concentración recuerdo el número que me asignaron el 40843, que fue lo único que aprendí en alemán y que nunca olvidaré. De todos los que estuvieron en este campo sólo quedamos con vida tres andaluces, uno de Cádiz, otro de Montalban y yo. En este campo coincidí con Jorge Semprún que después sería ministro de Cultura en el gobierno de Felipe González.
El 11 de abril de 1945 se produjo la liberación del campo, fecha que considero como “mi segundo cumpleaños, pues aquel día volví a nacer”. A principios de junio de 1945 volví a Francia y me instalé en Billere, cerca de Pau (Pirineos Atlánticos, Francia, suroeste) donde trabajé en la construcción hasta mi jubilación. Allí resido y me encanta cultivar mi huerto de tomates y patatas A España volví en 1964 y desde entonces vengo siempre que puedo dos veces cada año. En el 2005 un francés Jean Ortiz realizó un documental sobre mi vida bajo el título de “Espejo Rojo”.
1 comentario
francisco herrera sanchez -
Saludos desde almería