Muestra de Farolas de sandías por San Roque, Patrón de Lopera
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
Los niños protagonistas con farolas de sandías en honor a San Roque, Patrón de Lopera. Enmarcado en las Fiestas Patronales tuvo lugar en el Jardín Municipal del Paseo de Colón una muestra de farolas de sandías en la que participaron una treintena de niños. Acompañados de sus padres y abuelos los niños fueron desfilando por la plataforma del jardín enseñando sus respectivas farolas de sandías al numeroso público que se congregó en torno a este entrañable acto. La organización de la muestra, la Cofradía de San Roque, hizo un pequeño regalo a los participantes consistente en globos y chucherías. Esta vieja tradición de hacer farolas de sandías se remonta al menos al siglo XVI, cuando eran utilizadas en tiempos del dominico loperano, Fray Francisco de la Cruz García Chiquero, considerado el Primer Mártir de la Inquisición americana, muriendo en Perú en la hoguera en el año 1578, tras un largo proceso inquisitorial. Hoy en pleno siglo XXI, la Cofradía de San Roque ha tomado el testigo y le ha dado un nuevo impulso a esta rancia tradición. Así en los días previos a las Fiestas Patronales en honor a San Roque, las madres y abuelas de los más pequeños de la localidad, se afanan por realizar farolas de sandías o melones que luego servirán para alumbrar en la procesión del patrón el día 16 de agosto. La preparación de las luminarias o farolas de sandía o melón son muy sencillas y consisten en vaciar la pulpa de la sandía, acto seguido y con suma delicadeza y tranquilidad se le van haciendo en la piel exterior de la sandía unas incisiones con una navaja representando elementos decorativos como escaleras, estrellas, sol, luna, macetas e incluso las caras de imágenes religiosas como San Roque, que se alternan con el escudo de la villa de Lopera. A continuación en la parte inferior y lo más centrado posible se le hace a la sandía un orificio pequeño y se introduce en el mismo una vela, y a través de las incisiones que se le han realizado servirán para que traspase la luz de la vela cuando esta se encienda, produciendo un carácter un tanto esotérico en la oscuridad de la noche loperana. Se finaliza la luminaria o farola haciéndole en la parte superior de la embocadura dos orificios, uno a cada lado, en los cuales se les atarán una cuerda o cinta de unos cincuenta centímetros de largo que se utilizará para llevar la farola manualmente. El momento más esperado por los pequeños se vive en la Muestra de las Farolas del día 13 y en la noche del 16 de agosto, cuando van alumbrando cientos de farolas de sandías o melones en la procesión de San Roque por las calles de la localidad, una tradición que ha sabido mantenerse de padres a hijos durante más de cuatro siglos.
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