Cronología histórica del Castillo de la Orden de Calatrava de Lopera
(Castillo Calatravo de Lopera. Año 1927)
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera.
Introducción.
El Castillo-Fortaleza de la Orden de Calatrava es una de las principales fortificaciones no sólo de la provincia de Jaén, sino de toda Andalucía Oriental. Su emplazamiento a no más de 7 kilómetros de la Autovía Madrid-Cádiz y enclavado en el epicentro del casco antiguo de la villa de Lopera (Jaén), lo hacen sin lugar a dudas más atractivo y visitable a todo aquel que quiera sumergirse en la Edad Media jienense a través de sus más de 3.500 metros cuadrados, los cuales encierran numerosas historias dignas de conocer y estudiar. El Castillo de Lopera, silenciado por las rutas turísticas y por las fuentes documentales durante demasiado tiempo, quiere retomar el tren que lamentablemente perdió durante muchas centurias, de la mano de su pueblo, pues desde hace unos años afortunadamente y tras una laboriosa lucha con su Ayuntamiento a la cabeza, es de titularidad pública. El Castillo de Lopera ha de ser la bandera y principal exponente del progreso de un pueblo eminentemente agrícola que aspira a tener en su joya más preciada una vía abierta al turismo de interior.
CRONOLOGÍA HISTÓRICA
En 1.240 el Castillo de Lopera es tomado por las huestes de Fernando III el Santo, pasando a manos de la Orden Militar de Calatrava que lo mantendrá hasta la Desamortización de Pascual Madoz.
El 23 marzo de 1459, visita de los Caballeros de la Orden de Calatrava a la Fortaleza. Se manda al Comendador que lleve a cabo algunos reparos en el interior del Castillo (casa-cobertizo, almenado, lienzos del adarve, etc.)
En Octubre de 1.466, siendo Rey Enrique IV, sufre el castillo un gran expolio por 300 caballeros dirigidos por el Alcaide de Andújar, Pedro de Escabías, íntimo del Condestable Miguel Lucas de Iranzo, los cuales estaban enfrentados al Marqués de Villena.
En 1.492, visita de los Caballeros de la Orden de Calatrava a la Fortaleza, siendo Comendador de Lopera, Fray Luis de Leiva. En ella se describe la situación en la que se encontraba el Castillo que no era muy buena y recoge asimismo un inventario de los bienes, rentas y posesiones que pertenecían a la Encomienda de Lopera.
En 1.494, visita de los Caballeros de la Orden de Calatrava al Castillo, en la cual se insta al Comendador, Frey Luis de Leiva, que reparase los lienzos del adarve en la parte del mediodía y poniente, los cuales se encontraban caídos.
En 1.495, visita de los Caballeros de la Orden Militar de Calatrava al Castillo. Se insta al Comendador para que se finalicen las obras que se estaban realizando en el pajar y una caballeriza que se estaba edificando junto a la Torre de Santa María.
En 1.535, el Comendador de Lopera, Juan Pacheco y Torres, mandó edificar en la Torre de Santa María una capilla gótica que fuese oratorio de los calatravos y para que en ella hubiese culto.
En 1.638 se lleva a cabo un inventario, descripción de los bienes y cuentas de la Encomienda de Lopera, a petición de su Comendador, Julio Cesar Escasuola. En las mismas, se recoge una descripción pormenorizada de cómo se encontraba el Castillo de Lopera, siendo tasada su remodelación en 8.120 reales por el maestro de alarife, Cristóbal López Boquizo. También se recoge una descripción de todos los ornamentos que poseía la Capilla del Castillo.
En 1.752, según el Cumplimiento Pascual, residían en el castillo, el Prior de la iglesia, las hermanas Isabel y Jerónima de Cuenca, Agustín Garrido, Catalina de Heredia y dos sirvientes.
En 1.806 hay un pleito entre el Administrador de la Encomienda, Pedro López Palomero y el vecino de Lopera, Alonso Adriano Jabalera, el cual vivía en arrendamiento en una de las habitaciones bajas que había en el patio primero del Castillo. El pleito obedecía al impago del inquilino del alquiler de la habitación que ocupaba.
En 1.828, siendo Administrador de la Encomienda del Castillo, Manuel Marín, se construyen 6 casas adosadas al muro del Castillo en la calle Hiedra, dada la penuria que vivía la población y la escasez de recursos de los habitantes de Lopera para poder hacer frente a los altos costes que habían alcanzado los alquileres.
El 23 de mayo de 1.853 fue adquirido el Castillo de Lopera por Alonso Valenzuela en una subasta pública en Madrid.
El 20 de abril de 1885, contrae matrimonio en "articulo morti", Alonso Valenzuela Bueno con su prima hermana, Catalina Rueda Valenzuela, reconociendo a dos hijos (Bartolomé y Pilar) que tenía de relaciones ilícitas con su prima y que se encontraban en Bujalance (Córdoba).
El 6 de junio de 1.888, fallece Alonso Valenzuela Bueno a causa de tuberculosis de pulmón. A su muerte se concede a Bartolomé Valenzuela Rueda la mitad proindivisa del Castillo por 1.875 pesetas y la otra mitad a su hermana Pilar. Más tarde, Bartolomé Valenzuela permuta con su hermana la mitad de su parte del Castillo, por la mitad de la Tercia, con lo cual pasa el Castillo a propiedad de Pilar Valenzuela Rueda.
El 20 de marzo de 1.901, muere en Bujalance, Pilar Valenzuela Rueda y deja el castillo a sus herederos, Alfonso y Pilar Sotomayor Valenzuela, pasando finalmente a propiedad del primero por la cantidad de 3.750 pesetas.
A comienzos del siglo XX, el Patio de Armas del Castillo se convierte en un improvisado secadero de tabaco. En el mismo trabajaron hombres y mujeres seleccionando las hojas de tabaco "carrasqueño", que se cultivaba en la Vega del Salado, para su posterior secado en los colgadizos que había en el Patio de Armas del Castillo.
En 1.901, tras la muerte de la hija de Alonso Valenzuela, Pilar Valenzuela Rueda, el castillo pasa a manos de su hermano, Bartolomé Valenzuela Rueda.
De 1.920 a 1.925, la parte subterránea de la Torre de San Miguel se llegó a utilizar como improvisada camada para zorros.
En 1.927, a instancias del Cronista de Jaén, Alfredo Cazaban se restaura un tríptico de pintura flamenca que había en la capilla del castillo, el cual hoy, como todo el mobiliario se encuentra en colecciones particulares.
En 1.932, el primer cine sonoro de Lopera, el Cine Olimpia, funcionó en el Patio de Armas del Castillo, aunque lamentablemente tuvo una corta duración en el tiempo. Fue José Martínez Alcalá quien inició las primeras proyecciones de cine, que alternó con espectáculos de flamenco y con algunas representaciones teatrales.
En 1.935 se estableció en el Patio de Armas del castillo el Cine Malori, que llegó a Lopera de la mano de Manuel López Rincón. También fue un cine sonoro y estuvo en funcionamiento todos los veranos hasta la llegada de la Guerra Civil.
De 1.936-39, el Castillo sufre diversas voladuras en su torre del homenaje de San Miguel y en parte del lienzo de la muralla que da a la calle Castillo. La casa-fortaleza fue utilizada primero por las milicias republicanos, hasta que tras fuertes enfrentamientos fueron expulsadas del pueblo. Las tropas nacionales ocuparon el recinto y utilizaron la torre de Santa María como observatorio de aviones. Desde la campana que había en la Torre de Santa María, se llamaba a la población para que se refugiasen cada vez que había bombardeo. Finalmente, quedó instalada de forma permanente la Sección Colombófila de Córdoba, utilizando, cómo no, el palomar medieval de la torre de San Miguel. También sufrieron voladuras algunos de los matacanes de la torre de Santa María y de San Miguel y los torreones circulares que dan a la plaza, siendo restaurados de forma tosca con ladrillo. El castillo y la Casa de la Tercia baja también fueron utilizados durante la Guerra como refugios.
En 1.937 se improvisó una capea en el patio principal del castillo. La vaquilla enfurecida subió la rampa ya desaparecida, que daba acceso al muro almenado situado en la parte derecha de la entrada por el paseo de Colón, y embistió a varios mozos, uno de los cuales, Francisco Santiago Canales (herrero de profesión) tuvo la ocurrencia de saltar al vacío fuera del castillo. La suerte hizo que cayera sobre diverso material apilado junto al muro y que sólo sufriera roces y magulladuras.
Tras la Contienda Civil Española, la actual vivienda sirvió como cuadra para las caballerías de la familia Valenzuela.
De 1.942 a 1.946 se proyecta cine en el patio del castillo. En esta ocasión se denomina Salón Recreo y es propiedad de Juan A. Rueda.
En 1.945, se funda un lagar y bodega en el Patio de Armas del Castillo por Alfonso Sotomayor Valenzuela, sobrino de Bartolomé Valenzuela. La instalación de esta industria va a influir en el aspecto arquitectónico de la fortaleza (ampliación de puertas, modificación del grosor del adarve, nuevas naves para albergar el lagar y la bodega, construcción de trujales para albergar los mostos en el subsuelo de la bodega, despacho postizo para vender los vinos, etc.)
El año 1.946 es para nuestro Castillo su estreno como foro teatral. El Patio de armas es el lugar elegido para tal evento por el grupo teatral formado en torno a Elisa Alcalá Marín. Aquí se representan dos obras teatrales: el 1, 4 y 22 de agosto y el 1 de septiembre la comedia lírica "Luisa Fernanda", obra de F. Romero y Fernández Shaw con música de Moreno Torroba; el 8 de septiembre la comedia en tres actos de los hermanos Álvarez Quintero "El Centenario". El grupo teatral lo componían un conjunto de loperanos autodidactas que por aquellos tiempos se había dado al cultivo del arte escénico.
El 20 de septiembre de 1.949, con la muerte en Córdoba de Bartolomé Valenzuela Rueda, pasa a manos de uno de sus herederos y sobrino, Alfonso Sotomayor Valenzuela, la Casa de la Tercia y la Bodega de conos de la Hiedra, amén de parte de sus posesiones de olivos, vides y tierras calmas.
En 1.950, surgió una incipiente industria de curado de aceitunas de mesa, que dio empleo a mucha gente y se montó en el Patio de Armas del Castillo. Las especialidades eran las típicas de Lopera: en sosa, "machacás" y "rajás" con aliño de ajos, tomillo, hinojo y cáscara de naranja. Se inició hacia 1.950 y duró hasta los años 1.980-81. En el patio trasero del Castillo se seleccionaban las aceitunas y se curaban en botas de roble. Entre 1.950 y 1.958 se llevaban a Madrid y Barcelona.
En la década de los años 50 se lleva a cabo una adaptación de la capilla y del entorno junto a la misma. Los Sotomayor pasaban muy poco tiempo de forma estable en el Castillo, pero no quisieron renunciar a las comodidades propias de su posición socioeconómica.
A finales de los años 50 se desmantela el frontón que albergaba el cuerpo de campanas que había en la torre de Santa María. También se desmonta el friso de yesería renacentista que había en la capilla y el ábside con nervios es sustituido por uno nuevo al que se incorpora una chimenea. Se suprime la inscripción que había en uno de los laterales de la capilla, la cual hacía mención a su construcción en 1.535. Se rebaja el suelo de la capilla y se adapta todo para ser una sala de estar. El friso es retirado y junto a una docena de cuadros de gran tamaño es apilado en una de las zonas de fermentación que había en la parte derecha del patio del castillo entrando por la puerta del Paseo de Colón, que se había ensanchado para que entraran los tractores con las uvas.
Será a comienzos de los 60, en la que además de las aberraciones cometidas en la capilla, se abre una puerta de acceso al patio trastero desde la cocina de la vivienda y se construyen unos nuevos servicios en cuyas obras aparecen numerosos esqueletos que tienen cuencos de barro en la cara.
En 1.960, se construye un nuevo porche de entrada a la capilla, pues el primitivo fue arrancado de cuajo por un camión cuando se disponía a entra en el lagar y descargar la uva.
En 1.961, el Ayuntamiento concede Licencia de Obras a Alfonso Sotomayor para que pueda comunicar subterráneamente el castillo con la Casa de la Tercia, obra realizada magistralmente por el maestro de obras, Antonio Cantero.
El 9 de octubre de 1.962, quedaba cancelada la hipoteca con la que estaba gravada el castillo.
En 1.987, se cierra definitivamente la bodega del Castillo y se ponen a la venta las mejores soleras de la bodega al mejor postor.
En 1.995, se asiste al desmantelamiento de todo el lagar y su venta como chatarra.
A finales de los 90, el Patio de Armas y el Salón de la Bodega, se convierten en improvisados Salones de Bodas, siendo un uso comercial el que ha recibido el Castillo de Lopera.
El 28 de febrero de 2.000 se constituye la Plataforma Ciudadana para la recuperación del Castillo de Lopera y se inicia una rueda de contactos y reuniones con representantes de la propiedad, dueños, instituciones, etc.
El 27 de diciembre de 2.002, tras dos años de trabajo se consigue que el Castillo de Lopera y la Casa de la Tercia pasen a ser bien público, tras la firma de adquisición de ambos inmuebles por el Ayuntamiento de Lopera a los herederos de Alfonso Sotomayor, por la cantidad de 50 millones de pesetas.
En febrero de 2003 Lopera es incluida en la Ruta de los Castillos y las Batallas.
Tras varios años sin recibir ayudas de ningún tipo, en el 2.006 han llegado las primeras subvenciones e inversiones procedentes de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, Diputación Provincial de Jaén (Ruta de los Castillos y las Batallas) y Ayuntamiento de Lopera por un total de 65.500 euros (57.000 euros aportados por la Consejería de Turismo y Diputación y 8.550 euros por el ayuntamiento) De los cuales 30.000 euros se destinarán para el proyecto, 12.000 euros para un estudio arqueológico y el resto para obras de emergencia. También se ha llevado a cabo un estudio histórico del castillo a cargo de un equipo multidisciplinar (arqueólogos, arquitectos, historiadores)
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