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José Luis Pantoja Vallejo

La tradición respostera loperana en torno a la Matanza.

La tradición respostera loperana en torno a la Matanza.

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Ayer en la casa de la  familia Gil Lara de Lopera se volvió a vivir la matanza de un cerdo de más de 180 kilos que durante todo el año han engordado en su cochiquera. Ya nos hemos ocupado en cronistadelopera del tema de la matanza, este año nos detendremos en los preparativos de la misma y más concretamente en la elaboración de una repostería tradicional entorno a la matanza.  Así el viernes nos  encontramos a la loperana Pepi Lara haciendo los típicos pestiños, roscos de vino y las galletas de yema que servirán para dar buena cuenta de ellos tras matar el cerdo por parte de todos los participantes en la matanza (matarife, amigos y familiares) rociados con una copa de anis o café. Antiguamente mientras se mataba, las mujeres preparaban unas migas con chocolate y sardinas asadas para degustar a media mañana. Era costumbre que el veterinario se pasase a media mañana por la casa para ver la masa de los chorizos y morcillas, entonces las mujeres le daban de probar “el retalillo” compuesto  por carne de lomo, sangre y manteca del cerdo, frito con su pimienta, sal y cebolla. Durante todo el día las mujeres se afanaban haciendo los chorizos, morcillas, butifarra, queso de cerdo etc. Las mujeres que ayudaban en estos menesteres eran obsequiadas con “el presente”, que consistía en alguna morcilla, chorizos y algo de tocino. A lo largo de la mañana se cantaba al corro el baile de los pollos, entre tragos de fino Valenzuela y platos de sangre frita. Como culminación de la matanza, el matarife solía cantar la siguiente cancioncilla:

 

                                                 “Pitipitipiti

                                                 que vengo de matanza

                                               que a un guarro de veinte

                                                   le abrí la panza. 

También era costumbre elaborar las tortas de hoyos y chicharrones, las primeras se hacían con masa de pan al cual se le iba introduciendo la manteca del cerdo (derretida). Una vez hecha la torta, se empujaba con los dedos en la parte superior y se le hacían unos hoyos, los cuales se llenaban de miel y después se llevaban al horno para cocerlas. Las tortas de chicharrones, se hacían de la misma forma pero la manteca tenía los chicharrones de la matanza. Finalmente se le ponía encima azúcar y canela y se llevaba al horno para cocerlas. En muchas casas era costumbre hacer las batatas asadas, las tortas de pringue de morcilla y otras compraban las perrunas de manteca de Alfonso Peña “El Confitero”.

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