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José Luis Pantoja Vallejo

Aspectos biográficos de la loperana Elisa Alcalá Marín (1874-1962)

Aspectos biográficos de la loperana Elisa Alcalá Marín (1874-1962)

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Elisa Alcalá Marín (Lopera 24-4-1874-Lopera 9-8-1962). Mujer de grandes dotes de sensibilidad que llegó a desarrollar a lo largo de su dilatada vida ejerciendo como telegrafista, título que obtuvo por oposición en el año 1915. Fue la primera mujer concejal en el ayuntamiento de Lopera durante los años 1926-1929 por el partido Unión Patriótica. Mantuvo una gran amistad con el sacerdote de Arjona D. Basilio Martínez Ramos, con el que se carteaba en verso. Del periodo que D. Basilio estuvo de Capellán de las Hermanas de la Cruz de Lopera en el año 1928, escribió con una gran pluma un verso a un suceso que le aconteció al que fuera sacerdote de Lopera D. Manuel Casado Vallejo, cuando estaba diciendo misa en la Ermita de Jesús y que a continuación reproducimos:

 

MISA SIN CAMPANILLA

Sucedió, hace ya años

en Lopera, cierto día

en la iglesia de Jesús

estando diciendo misa

un cura de la parroquia;

y de mónago servía

un chaval de siete años;

tan listo como una avispa,

sobrino del sacristán

que “el Nonico” le decían.

El caso fue que aquel día

fue mandado por el cura

para que tocara a misa

y le fuera preparado

todo lo que el sabía

muy bien, que era preciso:

El misal, la campanilla,

las vinagreras, el agua

y las velas encendidas.

Cuando llegó el señor cura,

le recibió muy atento

el travieso monaguillo,

se le acercó zalamero

diciéndole: don Manuel

todo a punto ya lo tengo

y puede empezar la Misa.

Vístase mientras enciendo

las velas, y yo enseguida

le ayudaré en un momento.

Comenzó la Santa Misa

y el mónago muy atento

fue contestando con gracia

y también, con gran esfuerzo,

mudó el misal, y después

fue ofreciendo muy atento

las vinagreras, el vino

y el lavabo con acierto.

Pero después el notó

que el cura estaba leyendo

el Prefacio y se dio cuenta

que en aquel fatal momento

no veía la campanilla,

no se encontraba allí dentro.

¡Donde estará Dios mío¡

por aquí yo no la veo.

y el Cura seguía el Prefacio,

el chico temía el momento

de que llegara al final;

Y por aquel desconcierto

no sabía lo que hacer.

El Cura iba ya diciendo

al fin: Sanctus, Sanctus, Sanctus…

y el azarado muñeco

sin tocar la campanilla.

 El Cura dice muy serio

y apremiante ¡toca niño¡

y el mónago tan sereno

se volvió hacia los fieles

con desparpajo y sin miedo

¡tilín!, ¡tilín!, ¡tilín¡ canta

con mucha gracia y salero

¡Madre mía la que se armó!

Los fieles con gran estruendo

con tremendas carcajadas

celebraban tan contentos

la gracia del monaguillo.

Y hasta el Cura, largo tiempo

hubo de estar –me decía-

esperando el gran momento

de poder continuar

la Misa con gran silencio.

Como dije, no es historia

fingida, ni sólo cuento

sino historia verdadera

¿Verdad, que parece cuento

o invento de un andaluz

por su gracia y gran sabor?

 

         Tras la Guerra Civil, dejó su impronta reflejada en varios artículos publicados en los programas de Feria de los Cristos, siendo la primera mujer que escribió en este espacio. A partir de los años 40 y hasta casi su muerte fue la directora del Cuadro Artístico de Lopera, representando varias obras de teatro como “Manda tu madre a Sevilla” “La del manojo de rosas”, “El Centenario”, “El Genio alegre”, no sólo en Lopera sino también en otros puntos de  las provincias de Jaén y Córdoba. También destacó esta loperana de profundas raíces religiosas, en el mundo culinario y dejó para la historia un libreto de su puño y letra donde aparecen recogidas algunas recetas de repostería de la cocina tradicional loperana. En definitiva una mujer de su tiempo que su adaptarse a todo tipo de cuestiones políticas, sociales y culturales.  

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