Recogimiento y dolor en la tarde-noche del Viernes Santo Loperano
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
A las 18,30 hizo su estación de penitencia el Santísimo Cristo de la Expiración, una talla del imaginero cordobés Amadeo Ruiz Olmos que fue portado a hombros por los cofrades con gran devoción y entrega a Cristo crucificado, que se abrió paso en un recorrido de calles repletas de devotos y amantes de la Semana Santa Loperana. Acompaña al cristo una imagen de Ntra. Señora de la Soledad, obra del mismo imaginero cordobés, que se adquirió tras la contienda civil española, que es custodiada por un ramillete de loperanas ataviadas de riguroso luto con mantillas, peinetas negras y rosarios que se mecen en las manos de las penitentas en el silencio de la tarde loperana. Todo un símbolo del dolor en el acompañamiento a la Virgen, nuestra madre, que va tras su hijo, el cual murió para redimirnos del pecado y estuvieron acompañados por las autoridades civiles y religiosas y de la banda de Tambores y Cornetas de Juan Alcalá.
A las 22 horas, partió la última de las procesiones de la Semana Santa Loperana desde la ermita de Jesús, en la misma hizo su estación de penitencia el Santo Entierro de Cristo, la imagen de Jesús yace en urna que es portada y acompañada de numerosos nazarenos y por dos miembros de la benemérita. Le acompaña Ntra. Sra. de los Dolores con un bellísimo rostro por el que corren lágrimas como perlas muy bien mecida por sus cofrades y adornada con ciento de velas parpadeantes, que iluminaron la triste noche loperana y que estuvo acompañada por autoridades religiosas civiles y la banda de Tambores y Cornetas de Juan Alcalá.
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