Una Feria de Los Cristos de Lopera del año 1903 según el Diario Pueblo Católico
(Mañana de Cristos en el Paseo de Colón. Año 1900)
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
A continuación reproducimos la crónica remitida el día 7 de septiembre de 1903 por parte del Presbítero Manuel Cañones al director del Pueblo Católico con motivo de la Feria y Fiestas en honor a los Cristos de Lopera del año 1903 y que dice así:
Sr. Director del Pueblo Católico:
Grande, verdaderamente grande, ha sido la solemnidad con que el pueblo de Lopera ha celebrado las fiestas en honor a sus santos patronos Santísimos Cristos de la Vera Cruz y del Humilladero; bien sabemos que dicho pueblo ha sabido interpretar el sentimiento religioso y esta verdad nos lleva a exponer una ligera reseña y dar algunos detalles sobre lo que en las mismas se ha realizado.
Todo aquel que vive y cree en Mi, no morirá, dijo Jesucristo. ¡Que promesa tan hermosa y llena de consuelo para los que creen en la Religión! ¿Es posible que haya en la tierra seres tan degradados que ni la cumplen y aún la ofenda? Desgraciadamente los hay; más dirigid una mirada, examinad con detenimiento los actos de su vida, y no podréis por menos de prestar asenso y ver que son seres envilecidos por las pasiones, seres que prestan culto más que al ídolo de sus caprichos, seres guiados por el ciego amor propio y seres, en fin, que cimentando su felicidad en esta vida, no se dejan llevar más que por la vana apariencia, siendo para ellos la verdad un caos que no pueden explicar, porque embotados sus sentidos y funciones de su inteligencia, no ven, no se dan cuenta de sus malos y perversos instintos. Empecemos a detallar, después de esta pequeña digresión, lo que dijimos con anterioridad.
En la Parroquia titular de Nuestra Señora de la Concepción.
Solemnes vísperas capitaladas por el señor Párroco de dicha iglesia y solemnes fiestas, entonando el joven presbítero de Andújar, D. José García, la sublime palabra del Gloria entre las notas armoniosas de la Capilla de música que dirigía el simpático maestro D. Horacio Alcalá y los sermones a cargo de los jóvenes e ilustrados presbíteros, D. Antonio López Navarro, profesor del Seminario de Jaén y D. Alfonso Expósito López, asignado a dicha parroquia, han sido un verdadero derroche de profundos conocimientos teológicos llenos de unción evangélica, luciendo tanto uno como otro las galas de la elocuencia y de la literatura, estando el templo completamente lleno de fieles con gran fe y devoción hacia sus santos patronos. La iglesia estaba perfectamente engalanada con profusión de luces y flores y con las banderitas y escudos de las Hijas de María, siendo la parroquia un verdadero capricho del arte de la estética cristiana.
En casa del hermano mayor D. José Navarro Herrero, Abogado del Ilustre Colegio de Granada.
Elegantemente vestido con el uniforme blanco de la congregación (asistiendo a todos los actos religiosos con la soldadesca) en unión de su señora Dª Carmen Rodríguez, prima de éste la simpática y virtuosa joven Srta. Genoveva Herrero, e hija de dicho hermano mayor, niña preciosa de corta edad, María Beatriz, que cual un angelito privilegiado de Dios, interpretaba fielmente los sentimientos religiosos de sus buenos y queridísimos padres y que en unión de ellos hacía los honores e invitaba a los cofrades de los Santos Cristos con buenos y espléndidos licores y tabacos, observándose en dicha niña toda la monería y sencillez que puede darse en la preciosa tortolita resultando la neta simpática de la casa y de todos en éstos días de júbilo y alegría.
En el Ilustre Ayuntamiento
Bajo la presidencia del digno alcalde D. Manuel Alcalá, que no ha omitido medio ni sacrificio alguno, en toda clase de conceptos, para que las fiestas hayan resultado brillantes y dignas de mencionarse, obsequió espléndidamente a todas las autoridades y Clero, corporaciones, cofrades y amigos, con refrescos, licores y dulces, reinando en aquellos espaciosos salones el contento y la armonía en todos los concurrentes y ejecutando la banda municipal dirigida por el joven D. Horacio, bonitas piezas escogidas de su gran repertorio.
Las Procesiones
Como en años anteriores, presididas por todas las autoridades, recorrieron las calles Real, Jardines, Plaza de D. Alonso y Ejido, asistiendo a ellas el pueblo en masa, estando los balcones, puertas y demás llenos de gran concurrencia, tanto del pueblo como de forasteros, sin que haya habido que lamentar en estos días ningún lance desagradable, debido a la mucha vigilancia de las autoridades y policía. Cuando entraban las imágenes en sus templos, allí la fe, el entusiasmo de la soldadesca y de todos los hijos de este pueblo, desde lo más íntimo de sus corazones a una voz en grito repetían mil y mil veces, atronando el espacio: ¡Vivan nuestros santos patronos! ¡Viva la fe católica! ¡Viva la iglesia! ¡Viva España y el pueblo de Lopera!.
En el templo del Santo Cristo del Humilladero
Después de terminadas las fiestas en la iglesia mayor, al tercer día, la fe y entusiasmo de aquellos vecinos hizo que pidieran una limosna para dar más y más cultos a sus Santos Patronos: costearon una fiesta con no menos solemnidad que las anteriores, con la ya indicada Capilla de música y entre los acordes la voz del celebrante, D. Manuel Sánchez, Coadjutor de la Parroquia, muy querido de todos en este pueblo por las relevantes cualidades de digno sacerdote, en cumplimiento de su sagrado deber, y una vez terminada dicha fiesta, el Presbiterio ofició una misa rezada, con la misma asistencia de fieles, que con gran devoción y recogimiento se les veía en sus rostros marcada la fe, las peticiones y oraciones que hacían a sus Santos Patronos.
En el Paseo de Colón
Aquí mi pobre pluma se entorpece más y más, porque no encuentra palabras ni posee las dotes de la poesía y de la literatura, para describir la serie de caprichos que dentro de él se encerraban y la armonía en todos los delicados y variados objetos: ¡que pabellones municipales tan preciosos y elegantes, rodeados de bonitos kioscos! Que de bombitas de colores, formando cadenas caprichosas de poste a poste, representando mil figuras con las banderillas y escudos de la villa, arcos voltaicos, grandes y potentes focos eléctricos sobre las fuentes, iluminando las grandes plantas acuáticas que reflejando su luz sobre las aguas, formaba el contraste más imaginario que puede darse en la poesía. La banda de música, colocada en su pedestal al efecto, vibrando sus notas en el espacio, bonitos fuegos artificiales haciendo piruetas en los aires, en una palabra, parecía ser una de las pequeñas maravillas de la tierra; en estas noches este hermoso y delicioso paseo, que invito a los lectores a que otro año lo vean, si Dios quiere, debido a los dignos ex alcaldes que con exquisito gusto y a costa de sacrificios han logrado llevarlo a la perfección, que es posible, dadas las condiciones de un pueblo, pero cuando se administra bien, llegan días en que los pueblos se elevan, se embellecen y son verdaderos granitos de oro y tacitas de plata. Demos un verdadero aplauso a éstos ex alcaldes que tanto han contribuido al esplendor de su pueblo, dando principio por el iniciador el simpático y fino abogado, D. Eduardo Alcalá Monzó, con los demás D. José Cabrera. D. Juan Rueda, D. Bernardo Velasco, D. Manuel Alcalá y D. Eduardo Muñoz de Baena (q.e.p.d.) hombre bondadoso y de magnánimo corazón, que ruego a todos una oración por su alma, ya que tanto bien pasó haciendo por todos en ese pueblo, bajo toda clase de conceptos y sin distinción de clases. No molestando más, saludo a todos, dando mil enhorabuena a todas las autoridades del pueblo de Lopera que tanto han contribuido al buen orden y esplendor de sus fiestas; mil y mil gracias, tanto a las autoridades como a todos los demás, por todas alas atenciones y consideraciones que me han guardado durante los días que con tanto gusto he pasado entre ustedes y se repite de todos su afectísimo y seguro servidor q. a . m. b.
Manuel Cañones. Presbítero. 7 de septiembre de 1903
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