Los tradicionales remates marcan el final de la recolección de la aceituna en Lopera
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
Fiesta y diversión en los tajos. Los “remates” una tradición muy arraigada en torno a la recolección de la aceituna en Lopera. Tras una media de 50 días de aceituna, los loperanos han puesto el punto final a una campaña de la aceituna que se ha prolongado en su duración debido a las últimas lluvias caídas en febrero. En la misma se han molturado entre las dos cooperativas que hay en la localidad, en torno a los 20 millones de kilos de aceituna y se ha obtenido unos rendimientos medios en torno al 23 % y se ha culminado como marca la tradición celebrando en estos días los “remates”. Se trata de todo un ritual que ha ido pasando de padres a hijos y que en Lopera es conocida esta antigua y rancia tradición como “echar el pañuelo”. Este peculiar acto festivo, encuadrado dentro del ciclo festivo del invierno, supone la culminación tanto para el dueño, como para el trabajador, de haber finalizado la aceituna, y aunque desgraciadamente ya casi ha desaparecido, consiste básicamente en que al aproximarse el final de la recolección de la aceituna, una de las mujeres que forman parte de la cuadrilla, la cual es normalmente de las más zalameras, lozana y atrevida, se acerca al dueño de la finca y acto seguido le echa un pañuelo, de los que las mujeres suelen llevar en la cabeza, sobre el hombro del dueño y le dice con gran simpatía y garbo la siguiente letanía: “Un pañuelito encarnado/ con los picos de sandía/ con un letrero que dice/ ¿el pañuelo quien lo fía?”. Con esta cancioncilla, de las cuales hay varias versiones, pero que todas encierran el mismo contenido y cometido, se suele pedir al dueño de la finca el típico “remate”, que consiste en una invitación a productos de la matanza, un arroz y bebidas, claro que para ello, tras la letanía el dueño tiene que contestar a la mujer: “mi bolsillo”. Cuando las cosechas son buenas, el remate está prácticamente asegurado, pues en caso de ser malas, el dueño no afronta los gastos derivados de la invitación, la cual corre por cuenta de los aceituneros. El “remate” se suele hacer bien el día de la finalización de la aceituna o al día siguiente, en el mismo participan grandes y pequeños, y se suele hacer en el mismo tajo o en alguna casería o cochera de la finca. En los últimos años se suelen realizar casi todos los “remates” en el Paraje Municipal del Pilar Viejo, junto a la ermita de San Isidro.
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