Vendedores ambulantes en la villa de Lopera en el Siglo XX
Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera
A través de este pequeño trabajo quisiera rendir un cálido homenaje a todos los vendedores/as ambulantes (tanto locales, como foráneos) que han pasado por las calles de nuestro pueblo vendiendo sus mercancías y que forman parte de la intrahistoria de unos años difíciles en los que con escasos medios y mucha imaginación se conseguía ganar un dinero con el que poder remediar el hambre. A continuación y gracias al testimonio oral de algunos loperanos hemos podido recuperar muchos de ellos. Hay que hacer una salvedad y es que no están todos los que pasaron por nuestro pueblo (si alguien conoce alguno/a más espero que me lo trasmita). Sea como fuere aquí tenéis una buena representación de ellos:
Vendedores de helado. En un kiosco de madera que había en el Paseo de Colón, vendía helado de almendra tostada un hombre que apodaban “El Militar”. También en el Paseo de Colón vendía helados y polos del tío Pepe, un señor de Villa del Río, con el siguiente reclamo “helado de ratón tostao a perrilla”, en este mismo recinto eran célebres los helados de Antonia Santiago “La churripa” y los de almendra tostada que se podían adquirir en el kiosco del “Militar”. Paralelamente “Cristobicas” los vendía con una garrafa por las calles del pueblo. Posteriormente a la guerra destacaron los helados de “Los Valencianos” o los autóctonos de Pedro García Bellido e hijas “Moreno del Helado” y Pedro Antelo Teruel e hijo “Canastas”.
Antonio Manchado Rojas “El Trompetilla” Vendía helado de canastas con el reclamo de:
“Chupando el polo
el palo se queda sólo
está tan fresquito
que al chuparlo te quita el hipo.
Si no tienes bastante
te compras otro al instante
verás que alegre
pasas las fiestas
mientras el polero
toca su trompeta
Piiiiii.
Se han puesto los polos
que es un espanto
que ya se van solos
al medio del campo.
Se han puesto soberbios
y del tal manera
que ya se van solos
al medio de las eras.
Y lo que me extraña
y lo que me espanta
es que la mitad salen
a cuenta de la caña.
Vendedor de hojaldres calientes. Un señor forastero con una canasta y un artilugio con el que calentaba los hojaldres, los vendía por las calles con el reclamo:
“Hojaldres calentitos, hojaldres”
Vendedores de agua. Dos hermanas que vivían en la calle del caño liso (Hospitalico), Antonia Monje Pérez “la del moño en la cabeza” con una borrica y seis cántaros de agua y unas cantareras de hierro, Francisco Ruiz “Jamacuco”, uno que apodaban “el pelao”, otra que le decían “Patuelas” con 10 cántaros en un carrillo tirado por una bestia, otro vendedor de agua fue el “cojo Nicasia”, etc.
Vendedores de miel. Un tal Pedro venía varias veces al año por Lopera para vender la miel por las calles en pellejos a lomos de bestias con el siguiente reclamo:
Miel de gota
a perrilla la gota.”
Otro señor llamado Vicente “el tío de miel” también vendía y pasaba a cobrarla en el mes de mayo con el reclamo:
“Miel barata”.
Vendedores de tallos. Antonio Santiago Izquierdo “El bizco” vendía por las calles con una canasta churros calientes de la Triga con el siguiente reclamo:
"Tallos calientes
para las viejas que no tienen dientes”
También vendía tallos por las calles un hombre que apodaban “El abuelo Palomo” con el siguiente reclamo:“Tallos calientes
a Palomo le duelen los dientes,
calientes tallos
a Palomo le duelen los callos”
Entre el campanario y la puerta principal vendía tallos y buñuelos una mujer llamada Micaela (de los Garridos)
Vendedores de turrón. Los Hermanos “Follollo” (Manuel y Francisco García Cámara) montaba por navidad una caseta con telas blancas en las cuatro esquinas donde vendía: turrones, almendras mantecadas, fruta escarchada, cabello de ángel y los típicos jamoncicos, salchichones, guindillas, tomaticos, martinicos y pimientos de dulce que los padres ponían a sus hijos en los zapatos en la noche de Reyes.
Vendedor de tortas. Pedro Santiago “Periquillo tuercas” vendía con una canasta por las calles las célebres tortas de Inés Rosales de Castilleja de la Cuesta (Sevilla)
Vendedores de patas. Francisca Del Caño Morales “la Corruca” y que le decían la “tía de las patas”, vendía con una canasta patas de cordero y de cerdo que compraba en Porcuna.
Vendedores de uvas rebuscadas. Tras la vendimia comenzaba la rebusca de uvas y entre otros Diego Chueco Izquierdo “Niño el muelas” y Ana Chueco Monje “la churrete” vendían la uva rebuscada (cencerrones) por las calles con una canasta.
Vendedores de pescados. Los Hermanos Francisco y Rafael García Gil “El Pescaor” vendía por la calle con su canasta los peces que capturaba en Casas Nuevas (Bogas, Barbos y Carpas) con el siguiente reclamo:
“que vendo peces vivos, vivos peces”
Juan Santiago Ruiz “el de las sardinas” vendía pescado (sardinas finas de Málaga) por las calles con una capacha.
Vendedores de pajarillos. Varios loperanos/as vendían por las calles los pájaros (pajarillos, zorzales) que pillaban con las costillas y perchas. Entre ellos destacó Carmen la de Orgo, Marina Chueco Izquierdo. Otros como “El pitrollo” los rifaba.
Vendedores de caracoles y ancas de rana. También había gente que vendía ancas de rana, caracoles del río (Angelita) y la sal de Valenzuela.
Vendedores de hortalizas y frutas. Una mujer Benita “la durilla” vendía verdura por las calles con un burro, con la particularidad que se la daban de las sobras de la plaza (mujer alicates). Otro que llamaban “el Tronchao” vendía por las calles del pueblo con un borriquillo naranjas valencianas y patatas de riñón. Otro personaje muy entrañable fue “el Belloto” que vendía por las calles madroños y majoletas. Andrés “El Cojillo” vendía por las calles manzanas, patatas de las huertas de Jaén.
Vendedores de chucherías con canastilla. Paco “el tortolito” vendía chucherías con una canastilla en la puerta del comercio de Julio Merino. Francisco Cruz López “el Valenciano” vendía con una canastilla durante el año avellanas cordobesas. Antonio Rocha Delgado vendía con su canastilla avellanas, pipas y tabaco en la cooperativa “La Loperana”. Antonia Santiago Valenzuela la “Churripa” en la Plaza Vieja, donde vendía también sus típicos “quiquis” de caramelo con formas de gallinita, porrón y martillo, los barquillos de canela y las manzanas de caramelo. Con canasta en mano vendía patatas saladillas o “coscurretas” y barquillos Agustín Rosal Alcalá a perragorda el cartucho y el entrañable “Añelo” vendía pan de higo a “perra chica el trozo” (cociéndose los higos con hinojos y cáscaras de naranja) y las paciencias. Las Hermanas Esperanza y Dolores “Las Jarrias” vendían en una canastilla aeroplanicos, flores de papel, pipas y avellanas. (Carletes). Ángel Sanz “Angelillo” también vendía chucherías con un carrillo.
Vendedores de castañas. “La Triga” vendía en las cuatro esquinas y en camino del cementerio castañas asadas en un bidón y una sartén. “la Morena” también vendía castañas asadas. La “Pedrololla” vendía bellotas, castañas y nueces. En la plaza del Ayuntamiento vendía en una canasta “castañas de la vera” Jerónimo Martos Susi “La priora” con el reclamo de:
“castañas de la vera, que se comen y se pelan”
Vendedores ambulantes por Navidad de tortas, roscos y magdalenas con reclamos como el siguiente:
“Tortas, roscos y magdalenas
y que tortillas y magdalenillas
para los chiquillos y las chiquillas”
Había un hombre que apodaban “Dominguito” que vendía por las calles pan y roscas a lomos de una yegua. Sin olvidar el tío trapero que con una canasta y un borrico recorría las calles de Lopera y cambiaba las gomas de los zapatos y zapatillas por platos, tazas y las típicas galletas alicantinas (alargadas rellenas de coco) con el siguiente reclamo:
“Si quieres que yo te cante
la copla de la Jacoba
me tienes que sacar antes
unas suelecillas de goma
Y que riquillasque están mi galletillas
por una suela de goma
una galleta alicantina
Y que riquillasque están mi galletillas
si tu suegra te mira de mala gana
darle una galleta por la mañana
y aunque sea más mala
que el propio infierno
acabará diciendo
Viva mi yerno, Viva mi yerno
por una suela de goma
una galleta alicantina”
Otras ventas ambulantes iban encaminadas a paliar las deficiencias de regalos para los niños, con los reclamos de una muñeca de caramelo que estaba de moda entre la chiquillería y que apodaban “la maría follones” la cual, se vendía junto a caramelos, gallinitas y en otras ocasiones hasta las rifaban entre el vecindario. El reclamo para atraer la atención de los más pequeños era el siguiente:
“Niños, niñas, acercarseque ha llegado la María follones
la que se mea por los rincones”
Vendedores ambulantes en la feria de los Cristos. Tenía gran aceptación el puesto muy típico en la feria de los higos chumbos de Miguel Ollero Bellido “El Rabio” que los vendía en una canasta a perra gorda la unidad con el siguiente reclamo:
“Dios te guarde higo chumbo
amigo de mi navaja
te corto cabeza y culo
y en medio te hago una raja
y te mando al otro mundo”
Otro puesto muy frecuentado en plena feria era el de arrezú procedente de la Verja que regentaba la familia de los “bellotos” que a perrilla te daban tres trozos. La persona que no comía casi nada se le decía “anda que esa sólo come pan y zanguango”.
Vendedor de hierbas aromáticas. Un señor de Arjonilla vendía hierbas aromáticas por las calles con un saco con el siguiente reclamo:
“Poleo, hierba buena
Y abrotanomacho
para el pelo”.
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