Antonio Alcalá Cerezo. Un hombre vitalista comprometido con la educación y la sociedad
Por José Luis Pantoja Vallejo- Cronista Oficial de la Villa de Lopera
El pasado día 14 de agosto de 2005 fallecía en Lopera a los 53 años tras una larga enfermedad el loperano Antonio Alcalá Cerezo. A pesar de haber pasado ya casi tres meses su familia lo tienen muy presente todos los días pues era un gran esposo y un excelente padre para sus hijos y ante todo una muy buena persona. Siempre lo llevaran en lo más hondo de sus corazones. Nació en el seno de una familia de panaderos, siendo el menor de 5 hermanos. Compagino sus estudios de Magisterio con las labores de la panadería ayudando a sus padres. Fue un enamorado de la historia y un entusiasta del deporte, sobre todo del fútbol y del baloncesto, llegando a practicar ambos deportes e incluso a ser entrenador del equipo de baloncesto de Lopera. En 1976 aprobó las oposiciones de EGB en la especialidad de matemáticas. Un año después le dieron su primer destino como interino en las Cabezas de San Juan y posteriormente en la estación de Huesa. Al siguiente curso ya lo destinaron como definitivo a su querida Lopera y el 24 de julio de 1977 contrajo matrimonio con la mujer de su vida, Pilar Martínez Gutiérrez, con la que tuvo dos hijos, Antonio y Eduardo Alcalá Martínez, siguiendo los pasos de su padre su hijo Antonio. En el Colegio Miguel de Cervantes de Lopera estuvo durante 29 años, primero como maestro de Educación General y con la Reforma Educativa, pasó a la Educación Primaria y ante todo fue un maestro que se entregó en cuerpo y alma a la enseñanza, fundamentalmente de la lectura y escritura y por sus manos pasaron varias generaciones de loperanos que aprendieron a leer y escribir gracias a él. Se implicó mucho en la enseñanza de los niños y era un apasionado de la lectoescritura, participando en varios seminarios permanentes relacionados con este tema que desarrollaron en el Colegio Miguel de Cervantes a finales de los 80 y principios de los 90. De su último curso, un segundo de primaria, varias alumnas suyas, Verónica, Carmen, Isabel, Lucia, etc recuerdan con nostalgia lo buen maestro que fue para ellas y lo mucho que aprendieron y que incluso ya enfermo estuvo compartiendo con todos los alumnos su última fiesta del fin de curso a través de un montaje de gimnasia, siempre lo recordaran como un excelente profesor. Formó parte de la Fundación “Antonio Navarro”, la cual se dedica a cumplir los fines para lo que fue creada: becas para estudiantes y ayudas a la iglesia. Antonio Alcalá también dedicó parte de su tiempo libre a hacer el bien por los demás, siendo responsable en Lopera durante muchos años de la Asociación Hermandad de Donantes de Sangre de Jaén, participando y organizando innumerables extracciones colectivas en la localidad. También formó parte del Consejo de Pastoral de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción.
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