De barbero tradicional a luthier de instrumentos de cuerda.
Pasión por los instrumentos de cuerda. Junto al popular Paseo de Colón de Lopera se encuentra enclavada la última barbería tradicional de la localidad, de la misma sale a diario el sonido del repiqueteo de las tijeras, el cual es interrumpido en algunas ocasiones por los acordes de una rondalla compuesta por los amigos del barbero, Pedro Galán Platero, un loperano de 61 años que ama profundamente la música. Así mientras los clientes esperan el turno, el paso del tiempo es más llevadero al poderse escuchar alguna habanera, o las típicas “ojos negros” o “clavelitos”. Los instrumentos que tocan los amigos de Pedro Galán han salido de sus propias manos y es que éste barbero aprovecha entre pelado y pelado y el poco tiempo libre del fin de semana para la creación de guitarras, laúdes, bandurrias y bandolinas, pues tiene unas manos prodigiosas y un gran talento para la creación de instrumentos de cuerda. A la edad de 9 años entró Pedro Galán de aprendiz en la barbería de Gonzalo Velasco y pronto comenzó su pasión por la música, la cual se la debe a un párroco que hubo en Lopera en los años 50 del pasado siglo XX, llamado Miguel Luque Pardo, quién formó una rondalla de Acción Católica, y en la misma se llegó a enrolar Pedro Galán cuando contaba con 12 años, tras quedar libre un laúd. Poco a poco fue aprendiendo a tocar por su cuenta el instrumento copiando las canciones de la rondalla escritas con cifras y que eran corregidas por los maestros, José Morales y Juanito Rueda. Al poco tiempo el maestro luthier de Andújar, Javier Calluela, le hizo un laúd a Pedro Galán, el cual conserva tras casi 40 años. Este instrumento le sirvió como muestra y se propuso como objetivo realizar uno por su cuenta, para ello le dio todos los materiales otro maestro también de Andújar llamado Antonio Sequera. Tras un año de trabajo logró hacer su primer laúd y fue rápidamente a enseñárselo a su maestro, el cual quedó maravillado y le animó a seguir trabajando las maderas para hacer otros instrumentos de cuerda. Sólo hizo dos instrumentos más que regaló a su primo y otro llegó a vender a un vecino. A partir de aquí dejó en suspenso este hobby durante 15 años, hasta que conoció a otro luthier boliviano llamado René Aguilera y le volvió a incitar para que hiciera nuevos instrumentos enseñándole nuevos trucos, medidas, baretajes, gruesos de maderas etc. con los que perfeccionar aún más sus instrumentos. Ahora tiene más moldes, herramientas especiales, maderas de ciprés, palo santo y abevai, que le son traídas de Valencia por su amigo boliviano, clavijeros de Barcelona y las cuerdas de Córdoba con las que puede hacer guitarras, laúdes, bandurrias y bandolinas. En total ya ha realizado una veintena de instrumentos de cuerda y no tiene como objetivo venderlos, pues el vive de la barbería y su única aspiración es la de poder traspasar como testigo de su labor como artesano un instrumento a cada uno de sus hijos y nietos. Un barbero que a lo largo de su vida ha sabido compaginar su profesión con la de luthier en sus ratos libres y que hoy puede presumir de tener una bonita colección de instrumentos de cuerda que han salido de su ingenio y de sus propias manos. A buen seguro que una exposición con los mismos tendría una gran aceptación entre sus convecinos.
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