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José Luis Pantoja Vallejo

Aquellas Primeras Comuniones en Lopera. Marineros, Monjitas, Estampitas, Chocolate, Torta y Magdalenas

Aquellas Primeras Comuniones en Lopera. Marineros, Monjitas, Estampitas, Chocolate, Torta y Magdalenas

El Maestro D. Bartolomé Salas con un grupo de niños de Primera Comunión en la Galería del Colegio de Lopera. Año 1969

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Ahora que están próximas las Primeras Comuniones, me viene a la memoria y quisiera compartir con todos los seguidores de cronistadelopera unos retazos de la Primera Comunión que hicimos un grupo de loperanos/as en el año 1969. Las Primeras Comuniones se celebraron en Lopera durantes tres domingos de mayo (uno para los niños, otro para las niñas del Colegio Miguel de Cervantes, ambos en la Parroquia y otro para las niñas del Colegio de las Hermanas de la Cruz en la Ermita de Jesús). En concreto la de los niños fue el primer domingo del mes de mayo y comenzó con las prisas por vestirnos en casa y acudir a la Iglesia con nuestros padres y maestros, que eran los que nos habían instruido durante el curso y unos días antes de la Primera Comunión, todo era supervisado por el cura, el cual nos hacía algunas preguntas para ver como estábamos de catecismo. Aquel año la misa la ofició D. Joaquín Parras González, los niños vestidos con nuestros trajes de marinero (todos iguales) nos sentaron en unos bancos inmaculados cubiertos con sábanas que nuestras madres llevaron el día anterior y que estaban decorados con rosas y otras flores que solía haber en las casas. Las niñas de monjitas (todas iguales) hacían la Primera Comunión el domingo siguiente instruidas por sus maestras del colegio Miguel de Cervantes y las niñas del Colegio de las Hermanas de las Cruz, hacían su Primera Comunión instruidas por las Hermanas de la Cruz el domingo siguiente pero en la Ermita de Jesús.  Tras la misa recuerdo la foto de rigor que nos hizo en el patio del ayuntamiento Paco Lara “El Pipi” con mi traje de marinero, mis sandalias nuevas blancas y mi taco de estampitas o recordatorias. A continuación los niños, nos dirigimos al colegio Miguel de Cervantes con nuestros padres y maestros y en la galería del segundo piso, el colegio nos dio un desayuno consistente en una taza de chocolate y tortas. El domingo siguiente le tocaba a las niñas del colegio Miguel de Cervantes que también eran invitadas a chocolate y tortas y las niñas del Convento de las Hermanas de la Cruz, también eran invitadas por las Hermanas de la Cruz tras la misa en la Ermita de Jesús a la típica taza de chocolate con magdalenas. Después con el bigote de haber tomado el chocolate comenzaba el ritual (nunca me han dado tantos besos) de ir casa a casa, vecina a vecina, familiar a familiar para que te vieran lo guapo o guapas que ibas, le entregabas la estampita y a cambio solía caer alguna que otra peseta, duro y en contadas ocasiones un billete del familiar más cercano, que el acompañante, bien tu madre, tu tía o prima se apresuraba a guardar en un bolso pequeño que se llevaba para la ocasión. Casi entregado después de recorrer el pueblo de punta a punta y con las rozaduras típicas de haber estrenado las sandalias o zapatos regresabas a casa donde se comía algo especial, te quitaban el traje, que en muchas ocasiones era de tu hermano, primo o vecino y se guardaba en una bolsa para de nuevo ponértelo el día del Corpus (ese día si iban todos los niños y niñas en la procesión), tras ese día se devolvía a la familia que te lo había prestado  y si era nuevo se guardaba en el armario con bolitas de alcanfor para que se conservará bien y sirviera para el próximo hermano. Esto era poco más o memos lo que hicimos los niños de Primera Comunión de mi generación, ¡Igualito que ahora!.

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