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José Luis Pantoja Vallejo

La vieja tradición de hacer las Farolas de Sandía en torno a San Roque, Patrón de Lopera, se mantiene viva.

La vieja tradición de hacer las Farolas de Sandía en torno a San Roque, Patrón de Lopera, se mantiene viva.

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Hoy 16 de agosto festividad de San Roque, Patrón de Lopera, había un continuo ir y venir de madres y abuelas al mercado de abastos para comprar sandías para hacer las típicas farolas con la que alumbrar esta noche en la procesión de San Roque. Esta vieja tradición de hacer farolas de sandías se remonta al menos al siglo XVI, cuando eran utilizadas en tiempos del dominico loperano, Fray Francisco de la Cruz García Chiquero, considerado el Primer Mártir de la Inquisición americana, muriendo en Perú en la hoguera en el año 1578, tras un largo proceso inquisitorial.  Así en los días previos a las Fiestas Patronales en honor a San Roque, las madres y abuelas de los más pequeños de la localidad, se afanan por realizar farolas de sandías o melones que luego servirán para alumbrar en la procesión del patrón en la noche del día 16 de agosto. La preparación de las luminarias o farolas de sandía son muy sencillas y consisten en vaciar la pulpa de la sandía, acto seguido y con suma delicadeza y tranquilidad se le van haciendo en la piel exterior de la sandía unas incisiones con una navaja representando elementos decorativos como escaleras, estrellas, sol, luna, macetas e incluso las caras de imágenes religiosas como San Roque (foto que publicamos arriba de la farola que hizo nuestro entrañable Antonio Manuel Alcalá), que se alternan con el escudo de la villa de Lopera. A continuación en la parte inferior y lo más centrado posible se le hace a la sandía un orificio pequeño y se introduce en el mismo una vela, y a través de las incisiones que se le han realizado servirán para que traspase la luz de la vela cuando esta se encienda, produciendo un carácter un tanto esotérico en la oscuridad de la noche loperana. Se finaliza la luminaria o farola haciéndole en la parte superior de la embocadura dos orificios, uno a cada lado, en los cuales se les atarán una cuerda o cinta de unos cincuenta centímetros de largo que se utilizará  para llevar la farola manualmente.

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