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José Luis Pantoja Vallejo

Presentado el balance de las excavaciones arqueológicas en el Castillo-Palacio de Lopera

Presentado el balance de las excavaciones arqueológicas en el Castillo-Palacio de Lopera

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

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Valoración de la segunda intervención arqueológica en el Castillo-Palacio de Lopera. La delegada de provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Mercedes Valenzuela Generoso, visitó las excavaciones arqueológicas del Castillo de Lopera y estuvo acompañada por la Diputada de Turismo, Ángeles Freís Gómez, la alcaldesa de Lopera Isabel Uceda Cantero y por miembros de la corporación municipal. El director de las excavaciones,  el profesor de la universidad de Jaén Juan Carlos Castillo Armenteros, explicó con todo detalle los resultados de los trabajos arqueológicos que complementa a una primera realizada en el año 2007 bajo la dirección del mismo equipo, y se ha convertido en el apéndice de los estudios históricos-arqueológicos que desde el año 1999 se llevan a cabo por un Equipo Multidisciplinar, en el que se integran, arqueólogos, historiadores, historiadores del arte, arquitectos, topógrafos, restauradores, etc. con un proyecto redactado por el arquitecto Manuel Vega Olmo, y cuenta con la financiación del Ministerio de Fomento.

Según Juan Carlos Castillo con esta intervención se ha pretendido efectuar la excavación completa del interior del Alcázar y buena parte de los espacios exteriores, es decir aquellos que conforman los patios de armas. Gracias a estas investigaciones se ha podido documentar la existencia de una pequeña alquería rural de época almohade (s. XII – XIII), que tras ser conquistada por los ejércitos castellanos en 1240 se consolidaría con su integración a las posesiones de la Orden Militar de Calatrava en 1242, e inmediatamente después se cristianizaría, para lo cual se edificó una pequeña iglesia rural. Esta iglesia, de la cual se conserva su nivel de cimentación, fue incendiada y destruida entorno a 1369, en el contexto del conflicto bélico que enfrentó al rey Pedro I y a su hermanastro el rey Enrique II Trastámara. De ella se han estudiado los restos de su cimentación, lo que nos ha permitido definir su planta, y la técnica constructiva empleada para el levantamiento de sus muros. A esta fase también pertenecen los espacios y estructuras de enterramiento que han sido descubiertos en las actuaciones arqueológicas, tanto en el interior como en el exterior del Alcázar.

Junto a esta fase, las investigaciones han puesto de manifiesto la reconstrucción de la primitiva iglesia, en esta ocasión añadiéndole un carácter militar al reforzarse su planta con dos torres de gran tamaño situadas en sus pies y cabecera, las denominadas torres de Santa María y San Miguel. Con esta nueva función, la planta baja del edificio se dedicaría al culto, mientras que la zona de azotea que se configuraría sobre la cubierta se utilizaría como patio de armas, desde el cual se accedía directamente a las salas interiores de las torres y a los adarves amatacanados, un elemento poliorcético genuino y único entre los dispositivos defensivos conservados en las fortalezas medievales del Alto Guadalquivir. En esta segunda fase los espacios funerarios quedan relegados básicamente al exterior, practicándose inhumaciones en las inmediaciones de la iglesia fortificada, quedando el interior dedicado exclusivamente a zona de culto, con la excepción del espacio absidal existente en el interior de la Torre de Santa María, donde se detecta un uso importante como área de enterramiento, reutilizándose  consecutivamente varias sepulturas, algunas incluso como osarios. Y junto a ella, también se habilitaron espacios funerarios en  la zona de la cabecera más próxima a este espacio absidal, donde se edificaron dos panteones fúnebres con una buena fábrica de mampostería. Finalmente entre los siglos XVII y XVIII en el exterior de la fortaleza, y  ocupando el patio Sur, se organiza un amplio huerto que era irrigado con las aguas extraídas de una noria, actuación que llevó a destruir y ocultar la mayor parte de las estructuras y elementos medievales que antaño fueron construidos en el mismo. Todo este conjunto se vio ampliamente alterado en 1945 con la construcción de una gran bodega por su propietario Alonso Sotomayor, de cuyo uso han quedado innumerables testimonios dentro del recinto.

Finalizó el profesor Castillo diciendo que el Castillo-Palacio de Lopera junto al edificio de la Tercia, ubicado en sus cercanías, se convertirán en dos importantes piezas arquitectónicas de incalculable valor para el Patrimonio Histórico del Alto Guadalquivir, y particularmente en dos elementos únicos y genuinos dentro de la variada gama patrimonial que jalona la Ruta de los Castillos y las Batallas. Valores que sumados a la trama urbana, con sus representativas casas solariegas, y la iglesia parroquial, convierten a Lopera en un municipio de gran interés para la dinamización del turismo cultural de la provincia de Jaén.

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