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José Luis Pantoja Vallejo

Juan de Dios Porras Coca. Se fue al otro mundo sin quejarse con la entereza de los titanes.

Juan de Dios Porras Coca. Se fue al otro mundo sin quejarse con la entereza de los titanes.

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Hay personas que dejan una huella muy profunda de su paso por la vida y entre ellas destacaría a mi buen amigo Juan de Dios Porras Coca, que hace ahora diez días que nos dejó, creando en su familia y para todos aquellos que los conocimos un profundo vacío difícil de cubrir. A Juanín Porras como era conocido por todos los loperanos, lo conocí muy de cerca en su trabajo, pues a diario coincidíamos subiendo los terribles peldaños de la escalera de la Casa de la Cultura de Lopera, edificio que albergó durante unos años la Cámara Agraria de Lopera.Fue un hombre muy activo, fiel cumplidor del sentido del deber, que se dedicó en su vida a trabajar en la Cámara Agraria de Lopera, también tuvo mucho trato con los loperanos a través de la Notaría, su auténtica vocación y devoción, donde trabajaba como oficial por las tardes y que le dejó el loperano Francico Haro y hoy sigue en ella su hijo José Juan. Fue el menor de una familia de 4 hermanos (Francisco, Paula, José y Juan de Dios), sus padres fueron José Porras Corpas e Isabel Coca Moreno.  Su juventud la dedicó a estudiar en las Escuelas Graduadas de Lopera. En 1966 se casó con su novia de toda la vida, la entrañable maestra María Rosa Vara Rubio, conocida por todos los loperanos como la "señorita Rosita",  toda una institución dentro de la enseñanza loperana; fruto de cuya unión nacieron tres hijos, José Juan, Isabel María y Miguel Ángel. Sus ratos libres además de dedicárselos a su familia, también los empleaba en el casino Circulo de La Amistad, donde pasaba buenos ratos leyendo la prensa con sus amigos Benito García Marín, Luis Pérez Villalba, Manuel González Rubiño, Antonio Rodríguez Rodajo, su primo Juan de Dios Coca y sobre todo con sus hermanos Paco y José. Le encantaba el fútbol y era un ferviente seguidor del Sevilla F. C.,  fue un gran colaborador del Cronista Oficial de Lopera en la recuperación de las tradiciones loperanas. Todos los loperanos siempre estarán en deuda con el bueno de Juanín  pues siempre estuvo dispuesto de manera altruista para arreglar las "pagas" y más de una vez pagó el sello de su propio bolsillo, cuando alguien se jubilaba.Fue muy devoto de los Cristos, de Nuestro Padre Jesús de Lopera y de la Virgen de la Cabeza y siempre que podía le hacía una visita a la Virgen en su santuario con su familia. Se fue al otro mundo conociendo a sus seis  nietos (Pablo, Cristina, Amparo, Alejandra, Daniel y Carmen) por los que sentía adoración y a los que les trasmitió el amor por Lopera. Le encantaba pasar los veranos en el pueblo de su mujer Puebla de Almenara (Cuenca). Fue un hombre muy participativo y generoso con su prójimo, dispuesto siempre a ayudar dentro de sus posibilidades a todo aquel que lo necesitaba. Se fue al otro mundo sin quejarse con la entereza de los titanes, su memoria permanecerá siempre viva en el recuerdo más íntimo de todos sus descendientes.

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