Blogia
José Luis Pantoja Vallejo

Apuntes para la Historia de Tejidos Alcalá “Los Cerezos”. El último adiós al comercio tradicional de tejidos en Lopera.

Apuntes para la Historia de Tejidos Alcalá “Los Cerezos”. El último adiós al comercio tradicional de tejidos en Lopera.

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Enclavada en una de las esquinas de la popular Plaza del Triunfo, junto al antiguo Pósito de almacenaje de grano y ante la atenta mirada de la imagen de la Virgen del Triunfo traída hasta Lopera por miembros de la Orden de Calatrava, encontramos la tienda de tejidos con más solera de la localidad, “Tejidos Alcalá”, todo un referente del comercio loperano, que actualmente se encuentra regentada por Martín Alcalá Alcalá, el cual representa a la segunda generación de comerciantes de la familia Alcalá que se han dedicado en Lopera a la venta al por menor de todo tipo de tejidos y será el propio Martín Alcalá (con su jubilación) el que pondrá punto y final (a finales de octubre de 2007) a cerca de 75 años de comercio en Lopera. Los inicios de esta entrañable tienda de tejidos habría que situarlos en 1933 en plena Segunda República, cuando los Hermanos Pedro y Bartolomé Alcalá Gutiérrez deciden cambiar el primitivo comercio que fundara sus antepasados Pedro Alcalá Valenzuela y Josefa García Párragas a principios del sigo XX, dedicado a la venta de calzados bajo el nombre de “Los Cerezos”, por un comercio dedicado por completo a la venta de todo tipo de tejidos, bajo el nombre de “Tejidos Alcalá”.  Las telas que vendían les eran transportadas hasta la puerta de su comercio, liadas en faldos de arpillera y en cajas de madera, por los cosarios de la época (Francisco Teruel y José Garrido) procedentes de los almacenes de Sevilla, Barcelona, Sabadell, Tarrasa etc. En la postguerra, las ventas se vinieron abajo y los Hermanos Pedro Y Bartolomé Alcalá tuvieron que fiar a su clientela los tejidos, mantas, pellizas, refajos, saquitos, pantalones etc que se retiraban de su tienda. Para cobrar lo fiado tenían que esperar a que el sindicato pagara a las familias con hijos “el subsidio de menores” o bien recurrir al sistema de la “perra”, consistente  en que el cliente iba entregando periódicamente al comerciante una cantidad de dinero, según sus posibilidades, hasta zanjar la deuda, para ello se iban anotando todas las entregas en una libreta. Otro sistema de atraer a la clientela fueron las famosas rifas, así por cada 25 pesetas de compra que se efectuaba en “Tejidos Alcalá”, se regalaba un boleto numerado, que coincidiendo con el último sorteo del mes de la fecha verificado en la Delegación Provincial de Ciegos de Jaén, se obsequiaba con un maravilloso lote a base de pantalones de tergal, saquitos, sábanas de franela y algún que otro corte de vestidos, para estrenarlos en la Semana Santa o en la feria de los Cristos. 

CAMBIO DE GENERACIÓN

 

A partir de 1968, se hizo cargo del comercio, el actual y último dueño, Martín Alcalá Alcalá, el cual nos comenta que la vida de la tienda muy a pesar suyo tiene los días contados, pues sus hijos José Manuel y Pilar, están estudiando y no les gusta la tienda, además de que en los últimos años pasa el comercio por momentos difíciles, pues según Martín Alcalá, “los mercadillos de los martes y viernes que se llevan a cabo en la localidad, están limando poco a poco la vida de la tienda, pues la gente sólo valora el precio final que se ofrece en el mercadillo y no se fija para nada de la buena calidad y género que ofrece su comercio”. A pesar de la competencia de los mercadillos, a “Tejidos Alcalá” aún siguen acudiendo sobre todo personas mayores para comprar el ajuar de sus hijos: una buena mantelería, surtido de sábanas y toallas, colchas, enagüillas, pues saben que en este comercio no le van a meter “gato por libre”, pues siempre tiene el cliente la posibilidad de devolver lo que ha adquirido.

 EL ÚLTIMO ADIOS. SU CIERRE  

A finales de octubre, y tras una larga y dilatada vida, con motivo de la jubilación de Martín Alcalá Alcalá, se producirá su cierre definitivo, hasta entonces los loperanos pueden aún pasar y contemplar su entrañable mostrador (realizado por José Alcalá García) por donde han pasado los billetes de Negrín, las rubias pesetas y hasta los euros. Sus viejas y descoloridas estanterías vencidas por el paso de los años y  el peso de las telas etc. En sus paredes quedarán para siempre guardados los precios, medidas y tertulias al calor de un buen brasero de “ascuas” de picón de barretas de olivo.

0 comentarios