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José Luis Pantoja Vallejo

Vendedores Ambulantes en la Villa de Lopera y (II)

Vendedores Ambulantes en la Villa de Lopera  y (II)

 Angel Sanz Teruel "Angelillo"

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

El año pasado nos hacíamos eco de la primera parte de los Vendedores Ambulantes en la Villa de Lopera y dada la gran aceptación que tuvo el artículo, han sido muchos los loperanos que me han animado a realizar una segunda parte, pues en la primera llegamos a omitir (por no tener constancia de los mismos) algunos vendedores ambulantes y gracias a la aportación de nuevos testimonios ahora los damos a conocer, volviendo de nuevo a recalcar que quizás se puedan quedar en el olvido alguno de ellos, desde aquí pido perdón y si de nuevo encontrara más material a buen seguro que los daríamos a conocer en una tercera entrega.

 Vendedores de helado. Dentro de los vendedores ambulantes de helado que salían con un carro por las calles, Miguel Antelo “Canasta”  llegó a tener contratados a Salvador Pérez Cobo, Ángel López López y Manuel Carrasco Pérez, entre otros. Por su parte  Pedro García Bellido e hijas  “El Moreno del helao” tuvo de vendedores con el popular carro azul y blanco a Rodrigo Lara-Barahona Mujuelos, Manuel Belmonte Agudo, Joaquín Cabrera Codina, entre otros.

 Vendedores de agua. En plena feria y en un banco del Paseo de Colón, vendía agua del Pilar viejo en un botijo Miguel Ollero Bellido “El rabio”.

 Vendedores de oro y plata. Un platero llamado Diego Mora de Pegalajar cada cierto tiempo venía a Lopera y se hospedaba en el Parador y vendía por las calles salcillos, medallas, pulseras de oro, etc. También solía vender por las calles otro platero de Arjonilla que se llamaba Pedro “el platero”.

 Vendedores y arreglos en máquinas de coser. Puntualmente venían a Lopera los Hermanos Linares de Andujar para vender y arreglar las máquinas de coser de las modistas y de todas aquellas que existían en casa de particulares.

Vendedores de garbanzos tostados. Había varios que venían desde Torredelcampo con una canastilla. Por una taza de garbanzos crudos colmada, el señor te daba una taza de garbanzos tostados rasada.

Vendedores de tallos. Vendía tallos por las calles una mujer que le decían Josefa Ruiz “La Cuca”.

Vendedores de sifones y gaseosas. A lo largo del siglo XX, en Lopera llegaron a funcionar varias fábricas de gaseosas y sifones. Las más importantes fueron las de Valencuela, Antonio Peña y Jerónimo Relaño “Mis Niñas”. Esta últimas tenían un reclamo publicitario en sus ventas que decía así:

“Si bebéis gaseosa de Relaño

tendréis dinero todo el año.

Si bebes de la Casera

te da caguetilla entera.”

Vendedores de picón y carbón. Amén de los vendedores que venían de fuera y vendían picón de encina, en nuestro pueblo también hubo un buen número de personas que se dedicaron a hacer picón de varetas de olivo y con sarmientos de las parras. Entre otros destacaron Vicente Porras “Ferrer”, Antonio Pedrosa “El carbonerito”, Carmela,  Rosario Soriano “La Serrana”, La Rubia Meína”, La del Caqui, el Gordo de la Hipolita, Manuel de la Torre “Las Carboneras”, Dolores Ramírez y Hermanos que lo hacían tras segar charrasca con una hoz o bien de olivo, el padre de la Churrete que lo vendía por las calles en celemines, José "el tonto", el padre de "la Ica", etc.

Vendedores de cal viva. En nuestra Villa llegaron a funcionar varias caleras en el extrarradio de la localidad. Dentro de los vendedores de cal destacaron Mateo, Francisco y Juan Ruiz Alcalá “Curriqui”, Antonio Uceda Morales “El Gambero” y su hijo, los Patateros, etc. En los últimos años venía un señor de Arjonilla vendiendo cal con el siguiente reclamo:

“Que llevo cal de guijarro

cal de la corriente, niña” 

Vendedores de nueces. Un hermano de “Cajo” que se llamaba Pablo vendía nueces y las pregonaba diciendo: “Nueces mollares” 

Vendedores de tierra negra. En cubos y después con bolsas iba Ana Chueco Monje “la churrete” vendiendo tierra negra para las macetas por las calles.

Vendedores de uva rebuscada. Angelita la “Gitana” y un tal Aviño vendían uva rebuscada por el pueblo. Era costumbre que el novio le comprara un racimo de uvas a la novia cuando estaban de paseo.Vendedores de tocino y patas. Una que vendía era  Isabel “la Corruca”

Vendedores de peces. Entre otros vendía por las calles peces Angelita “La gitana” y “El Belloto”Vendedores de camarones y cangrejos. Benito Santiago “El Feo” vendía con su canastilla camarones y cangrejos.

Vendedores de pajarillos y zorzales. Varios loperanos/as vendían por las calles los pájaros (pajarillos, zorzales) que pillaban con las costillas y perchas. Entre ellos destacó Manuel Partera, Francisco Pedrosa “El Curial”, La “Durilla” hija, etc.

Vendedores de caracoles y anclas de rana. También había gente que vendía anclas de rana, caracoles del río, entre ellos Isabel "la gitana".

Vendedores de hortalizas y frutas. Carmen e Isabel Hueso “Matarratas” vendían con su canastilla majoletas y azofaifas para los santos. Miguel Ollero “El Rabio” vendía arrezú de la Verja a perragorda el trozo. También había vendedores y rifadores de manojos de espárragos de la sierra, entre ellos destacaron Diego Chueco Izquierdo  “el muelas” (también rifaba jamones), Rodrigo Lara “El Rodri”, Luis Carrasco. Un  señor de Marmolejo llamado Perales vendía por las calles cebolletas, rábanos y lechugas de la huerta de Marmolejo. Antonio Ruiz vendía hortalizas. También había una mujer que le decían Isabelilla Antonia que vendía por las calles cardillas.

Vendedores de almendras tostadas. Por los Santos también nos solía visitar un señor de Torredelcampo vendiendo almendras tostadas.

Vendedores de chucherías con canastilla. Una mujer que apodaban “La Gallineta”, vendía con una canasta la cual colgaba en el techo de su casa chicle “Bazoka”, el mismo lo vendía a trozos que previamente cortaba con su navaja. Dolores Luque “La Tía Pipa” vendía con una canastilla chucherías. Una mujer llamada “Piedad” que vivía en la calle Pi y Margall, vendía con una canastilla en la puerta del estanco de la Luisica. José Haro “Siete locas” vendía con su carrillo chucherías en el cine matiné de Manuel Haro “el de Sixto” y en cierta ocasión se le embaló el carrillo por la cuesta del cine produciendo un gran estropicio y derramamiento de la mercancía mientras el decía pausadamente: 

“Sálvalo Virgen María”         

Uno que apodaban “Patuelas” vendía con su canastilla en la puerta de Rosita "la del Pelayo". Ángel Sanz Teruel “Angelillo” vendía chucherías con su canastilla delante de la iglesia y posteriormente con un carrillo en el paseo de Colón. Antonia Juárez “La Nina” vendía también con una canastilla.

Vendedores de castañas y majoletas.  Narciso Donaire Huertas y su mujer Josefa vendían con una canastilla para los Santos castañas crudas en las cercanías del cementerio. Para la feria vendía majoletas del Morrón en una canastilla Isabel Monje “la Perruna”.

Vendedores ambulantes A los pocos días de finalizar la campaña de la aceituna venían al pueblo los charlatanes, los cuales se instalaban en la plaza del pueblo y con un megáfono comenzaban a ofrecer lotes de mantas al respetable mediante el sistema de subasta. Ana Mª "la de los sellos" vendía juegos de café y muñecas para lo alto de las cómodas. Antonio Uceda "El gafitas” vendía por el sistema de “la perra” cuadros, sillas, etc. También había un señor que vendía botijas hechas en el tejar. Ana María “la Gallineta” vendía pañuelos, calcetines y luego a la semana volvía por tu casa y le dabas algo a cuenta (sistema del tío la perra). El suegro de la “Niña Antequera” que vivían en la calle Magdalena y que apodaban “El Chiquitín” vendía por las calles ropa de caballero y sábanas para los ajuares. Un señor de fuera también venía por Lopera vendiendo sábanas blancas y mantelerías y le decían “Marrita”. A diario llegaba a Lopera en el coche correo y paraba en el bar del Pelayo “Manuela la de las telas”, una mujer de Porcuna que vendía telas por el pueblo y por la noche regresaba a su pueblo. También solía hacer acto de presencia por las calles de la localidad un quincallero que con un artefacto que llevaba en la mano a modo de un cuadro hacía sonar para llamar la atención y vendía velones, quinqués, candelabros, adornos, almirez, etc. Había un hombre que venía a Lopera vendiendo cuadros de santos, que recogían escenas del antiguo testamento, la Santa Cena, el bautismo de Jesús, Ángeles protegiendo a niños y San Juan Bautista. También los rifaba y para atraer al vecindario utilizaba el siguiente reclamo: 

“San Juan Bautista

bautizando a su primo hermano

cinco suertes un real                                

y el que no tenga dinero       

cinco suertes un huevo.   

Vendedores de gafas para la vista cansada. Cada cierto tiempo venía por Lopera un señor que se conocía como “El Brujón” que con un maletín iba vendiendo gafas para la vista cansada.

Cobrador de los arbitrios. Durante un tiempo José Porras fue el encargado de cobrar los arbitrios a la gente que venía de fuera para vender por las calles de Lopera.

 Para  finalizar, quisiéramos recordar también en otro orden de cosas, el servicio que prestaban tanto los hombres que se dedicaban a echar lañas a los lebrillos, pegar las ollas con estaño como Antonio “el latonero” y Florián, Juanito “el de María Aguayo” o la mujer del “Cojo Churrasca” que era Dolores “la Cosaria”, la cual traía de Córdoba todo lo que le encargaras, contribuyendo con ello a hacer un poco más llevadera la vida de muchos loperanos.

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