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José Luis Pantoja Vallejo

Retazos de la Romería de San Isidro Labrador en la villa de Lopera

Retazos de la Romería de San Isidro Labrador en la villa de Lopera

Por José Luis Pantoja Vallejo - Cronista Oficial de la Villa de Lopera

Hablar de San Isidro y de su Romería supone recordar unas vivencias muy entrañables para todos los loperanos. Desde el año 1946, que adquirió Carmen Rodríguez Criado una imagen de San Isidro Labrador de la vecina Córdoba, hemos sido muchas las generaciones de loperanos las que hemos sido participes de la festividad del patrón de los agricultores, San Isidro Labrador, que estaba considerado como un día casi descafeinado (hoy Fiesta Local) pues se trabajaba y había clase por la mañana y todo se concentraba en torno a la tarde-noche. El 15 de mayo, sin duda servía de pistoletazo de salida para la temporada veraniega, con la apertura de los kioscos de las cuatro esquinas del Paseo de Colón (“Curriqui”, Sebastián, Pedro”el de Dientes” y Enrique Garrote) y el primer pase del cine de verano de “Manuel el de Sixto”, Cine Cervantes y el de “Cerrillo”, Cine Colón (ambos desgraciadamente hoy desaparecidos). También era muy esperado este día por los niños, pues se inauguraba oficialmente la venta de helado, polos, napolitanos y bombones en los puestos del “Moreno del helao” y de “Canastas”.

En los días previos a la Romería se vivía muy de cerca todo lo relacionado con el montaje de las típicas carrozas de tema agrícola y de tema libre en los remolques de tractores, camiones (Ortuño, Pastor, Juan “Cartagena”, “El Torero”, Peláez, el “Patatero”, etc.) camionetas, e incluso en las bacas de los coches y en carros tirados por bestias. Las madres también aprovechaban estos días para sacar de los armarios los trajes de gitana de lunares, los sombreros de ala ancha, las botas camperas y todos los accesorios para vestirse de gitanos, que luego Paco “el Pipi” se encargaba de inmortalizar con su cámara fotográfica. Las bestias eran engalanadas con flores, jaramagos y con las típicas mantas de cuadros con flecos, que también servían para mejorar la comodidad a los jinetes que montaban a lomos de algún burro, mulo o caballo.

La Imagen de San Isidro recuerdo que era portada por cuatro Guardas Rurales y sus andas iban adornadas de una manera sencilla y sobria a base de espigas y ramas de olivo, en otras ocasiones fue llevado en una carreta tirada por bueyes procedentes de los “Morrones” , posteriormente se llevaba en el remolque de un tractor y últimamente se ha recuperado por la Hermandad con buen criterio la carreta tirada por bueyes. El acto culminante de la Procesión de San Isidro, alcanzaba su punto más álgido a la altura de la era de la “Notaria” donde tenía lugar la bendición de los campos por el párroco de la villa y la parte más lúdica y festiva tenía lugar a lo largo del recorrido y en la plaza del ayuntamiento, donde se entregaban los premios a carrozas y caballistas.

De mis vivencias de infancia en la Romería, guardo un grato recuerdo de un personaje que tuve la suerte de tener por vecino, fue el polifacético y a la vez entrañable, Francisco Ruiz Toribio, conocido por todos como “Jamacuco”. El cual, cada año por San Isidro, engalanaba a su borriquilla y le colocaba en las partes traseras unos cartones o tablillas con unos ripios rotulados con su puño y letra por ambos lados, dedicados a los agricultores o a cualquier acontecimiento digno de resaltar de la localidad. Tanto niños, como mayores nos agolpábamos en torno a la borriquilla, para ver a quien le había dedicado ese año sus composiciones. Entonces “Jamacuco” cogía la tablilla y la enseñaba al respetable y acto seguido le daba la vuelta a la misma para que todos pudieran leerla, arrancando al instante las carcajadas de los vecinos. “Jamacuco”, es un hombre que forma parte de la intrahistoria loperana. Muchos siguen teniendo de él, esa estampa costumbrista del “aguaor”, de un hombre alto, delgado, algo encorvado, cogiendo con una mano el rabo de su borriquilla y en la otra portando un periódico que leía mientras caminaba. La borriquilla más bien bajita iba cargada con sus aguaderas de hierro portando 4 cántaros de agua fresca provenientes de la fuente del Pilar Viejo, la misma conocía mejor que su propio dueño a la clientela y se paraba delante de la casa, sin que su amo le diera alguna orden. “Jamacuco” era un lector empedernido del periódico ABC, que adquiría todos los días en casa de Gonzalo Bruna “el del Correo” y tras leerlo no lo tiraba, pues le gustaba guardarlo en su casa (todavía sus hijos conservan algunos ejemplares).

“Jamacuco” era un hombre forjado a base de pundonor, sus conocimientos de lectura y escritura los adquirió cuando guardaba pavos en el cortijo de los “Morrones”, ya que nunca pudo asistir a la escuela. Luego trabajó gran parte de su vida en los pagos de viñedos de Juan Criado y sus últimos años los pasó llevando cántaros de agua ( a perrilla el cántaro) a sus clientes, (las “Cayetanas”, Juan el “Sacristán”, el “Sordo el Zapatero”, “Palomo el Guarda”, Vicente Llorens, Gonzalo “el del Correo” y un largo etcétera.)

Su formación autodidacta y sus inquietudes le llevaron a escribir gran cantidad de poemas alusivos a cualquier evento ocurrido en la villa. Fue un adelantado del reciclaje, pues escribía donde pillaba (cartones, papeles de periódicos, papeles de envolver etc.). Como muestra y a modo de homenaje he recopilado gracias a la ayuda de sus hijos, algunos de los ripios y poemas que a lo largo de su vida llegó a componer y que ahora vamos a darlos a conocer.


Ripios para San Isidro


- Todo lo malo del año
se lo cargan a febrero
por tener fama de loco
picaresco y embustero.
- Pero los enamorados
lo esperan con alegría
porque San Valentín
les regalará por su día.
- Pero también es verdad
como ese refrán que dicen
que a muchos novios les dejan
con tres cuartas de narices.

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En Lopera hay una Fiesta
por todos muy deseada
donde se divierte
el soltero y la casada.
Las calles se barren bien
al verlas causa alegría
para ver como pasa
San Isidro en su Romería.
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A los Hermanos Casado Antelo

En Lopera hay dos hermanos
los dos se llevan muy bien
trabajan en sociedad
para ganar de comer.
Empezaron con butano
después una joyería
tienen almacén de muebles
y el mayor en la alcaldía.
Han comprado sus finquitas
y un tractor para labrar
tienen dos casas muy buenas
que valen un capital.
Han tenido buena suerte
pues me alegro mucho yo
que le acompañe la suerte
y la voluntad de Dios.
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Invitación a los Mayores de Lopera por el Ayuntamiento

Que Dios bendiga esta mesa
en este solemne día
que a los viejos nos reciben
con la mayor alegría.
Igual que el pasado año
todos los viejos venimos
dándole gracias a Dios
los que por suerte vivimos.
Un momento de silencio
debemos todos guardar
por todos los fallecidos
que a esta mesa faltan ya.
A todos los de ésta casa
y autoridades también
les doy un millón de gracias
por invitarme a comer.
Y reciban el cariño de toda la ancianidad
por su buena voluntad
para que el año que viene
aquí nos puedan juntar.

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